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Los investigadores portugueses rompen el tabú sobre tres siglos de Inquisición

El primer congreso luso-brasileño sobre la Inquisición reúne esta semana en Lisboa a más de 150 historiadores y especialistas internacionales. La representación española es la más numerosa, después de las delegaciones de los dos países organizadores, con 12 ponencias escritas, elaboradas por profesores e investigadores de varias universidades. Los investigadores superan así el tabú sobre cerca de tres siglos de Inquisición en el imperio portugués.

El interés de la iniciativa luso-brasileña, subrayada por todos los participantes, se debe al hecho de constituir una novedad: por razones políticas diversas, algunas de las cuales aún están presentes como telón de fondo del congreso, la Inquisición portuguesa, que se extendió a todo el imperio portugués y marcó profundamente un período histórico que se extiende de 1536 a la revolución liberal de 1820, es aún un tema prácticamente tabú para los investigadores portugueses. Y esto a pesar de disponer de un enorme manantial de documentos, del cual los 40.000 procesos del Santo Oficio de Lisboa existentes en los archivos nacionales de la torre do Tombo son apenas la parte visible y más fácilmente asequible para los investigadores extranjeros.La catedrática Anita Novinsky, de la universidad de São Paulo, organizadora de la parte brasileña del congreso, recordaba que de los 739 libros ensayos y estudios publicados sobre la Inquisición en las siete primeras décadas del siglo hay apenas uno de autor portugués.

Un hecho que el doctor Miguel Avilés Fernández, catedrático de Historia Moderna de la universidad de Córdoba contrastó con el florecimiento en España de una "nueva historiografía de la Inquisición" en su ponencia sobre Quince años de investigación sobre la Inquisición española.

En la perspectiva del incremento aún mayor de las investigaciones, con la apertura del proceso de la Inquisición portuguesa, el profesor Avilés formuló dos propuestas concretas para centralizar y armonizar los esfuerzos de los equipos y estudiosos individuales: la creación de una revista periódica "que permita al menos conocer los nombres, direcciones y respectivos campos de trabajo" y de un "secretariado internacional de congresos sobre la historia de la Inquisición".

El departamento de Historia Moderna de la universidad de Córdoba presentó algunas ponencias en el congreso de Lisboa: un Estudio sobre los abecedarios inquisitoriales, del profesor Francisco de Borja Luque Muriel; tres estudios sobre la legislación inquisitorial, de María Dolores Carmona Alférez, Teresa Ortega Navarro y Mari Carmen Gil Romero, y un trabajo de Dinaci Colla Lhamby sobre Los judíos portugueses en el tribunal inquisitorial de Córdoba.

Antisemitismo

Este último tema suscitó la mayor atención, porque contraría una de las ideas comunes de la historiografía portuguesa acerca de la ausencia de antisemitismo en Portugal, que se habría traducido en una menor represión de los judaizantes. Según Colla Lhamby, la política de bautismo forzado seguida por la corona portuguesa aun antes de la implantación de la Inquisición y la dureza inquisitorial en el país vecino llevó a muchos de los judíos españoles que habían huido a Portugal a regresar al país de origen, llevando consigo muchos correligionarios portugueses. Este fenómeno, fomentado deliberadamente por el conde duque de Olivares como parte de sus esfuerzos para vencer la crisis de la economía española, llegó a adquirir tanta importancia que asustó a la Inquisición española: entre 1625 y 1640, 230 judíos portugueses, en su mayoría comerciantes, fueron juzgados por el tribunal de Córdoba.Luis Corona Tejadas, también de Córdoba, presentó un estudio sobre Hechicería y brujería ante el tribunal de la Inquisición de Córdoba relacionado con el grupo de trabajo que en el congreso de Lisboa se dedicó más al estudio de la represión social y sexual contra las mujeres, doblemente sospechosas a los ojos del Santo Oficio de posesión diabólica y pecado.

En su ponencia Inquisición y hechicería en Canarias durante la edad moderna, Francisco Fajardo Spinola constata también que de las 400 personas condenadas por el Santo Oficio en el archipiélago entre 1499 y 1819, "más del 90% son mujeres".

Otro trabajo, de Luis Alberto Anaya Hernández, sobre la Oposición conversa a la instalación de la Inquisición en las islas Canarias permitió abordar el papel de la Inquisición en los archipiélagos atlánticos, con ponencias sobre las islas Azores.

José Antonio Ferrer Benimeli, de la universidad de Zaragoza, en su estudio La Inquisición de Lisboa como fuente de información sobre la masonería portuguesa del siglo XVIII reveló las particulares relaciones entre el Vaticano, la Inquisición y la monarquía portuguesa en la época.

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