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Cientos de miles de manifestantes protestan en París por la violencia policial contra el movimiento estudiantil

Lluís Bassets

Más de medio millón de personas, según los organizadores, y 125.000, según la prefectura de policía, desfilaron ayer en París bajo la consigna Plus jamais ça (Nunca más esto), en protesta por la violencia desencadenada sobre el movimiento estudiantil la pasada semana y como culminación de una movilización que ha derribado a un ministro y ha obligado al Gobierno a retirar la ley de Reforma Universitaria y a retrasar varias reformas de carácter social.

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Pasqua, en el punto de mira

La manifestación de ayer, que tuvo réplicas importantes en distintas ciudades francesas, revela asimismo la voluntad de los dirigentes del movimiento estudiantil de señalar con claridad el próximo objetivo, explícito en los ataques lanzados contra el ministro del Interior, Charles Pasqua, y en las múltiples expresiones de antirracismo presentes entre los manifestantes.La manifestación empezó a las dos de la tarde en la plaza Denfert-Rocherau y se fue disolviendo a partir de las cinco a su llegada a la Plaza de la Nación, a una distancia de seis kilómetros. En el momento en que la cabeza llegaba al punto de destino, la cola termina de salir del de origen.

Los últimos manifestantes se fueron disolviendo antes de las ocho de la noche, sin que se produjeran incidentes. El servicio de orden estaba ayer especialmente reforzado.

Además de los servicios de seguridad habituales de los estudiantes, las federaciones de padres de alumnos cerraron el cortejo y un grupo de 200 profesionales, entre los que se contaban magistrados y médicos, con cascos blancos, cuidaron de registrar todos los posibles incidentes y provocaciones.

Menor presencia estudiantil

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La presencia estudiantil fue menos numerosa que en las anteriores manifestaciones, principalmente porque el objetivo del movimiento, la retirada de la ley Devaquet, se había ya conseguido. Era muy importante la presencia de los sindicatos obreros, principalmente de la CGT, que hizo un auténtico esfuerzo de movilización, traducido también en paros parciales e irregulares en vez de la huelga general inicialmente prevista.Fue especialmente destacada la presencia de delegaciones estudiantiles británicas, alemanas e italianas.

Un grupo de jóvenes bachilleres entonaba sus consignas contra Pasqua, al que cubrían de todo tipo de insultos en castellano. Una pancarta, escrita también en castellano, decía "nunca más", y una pequeña ikurriña flotaba sobre las cabezas del cortejo.

La presencia ciudadana diluyó, en muchos tramos, la estam pa juvenil de la manifestación. Numerosas personas de edad iban ayer mezcladas con los jóvenes estudiantes, profesores y maestros, padres de alumnos, intelectuales de renombre, políticos y trabajadores, todos ellos con la pegatina con la frase Plus jamais ça sobre el pecho y en muchos casos con brazaletes, lazos y pañuelos negros. A la cabeza de los cortejos de las universidades y liceos, los jóvenes portaban ramos y coronas de flores.

La intervención del presidente de la República, François Mitterrand, el martes por la noche, y ayer la del ex primer ministro, Raymond Barre, apoyando la consigna, terminaron de colmar el carácter ciudadano de la manifestación y su aceptación por amplios sectores sociales y políticos.

Abrían la marcha los padres de jóvenes heridos y la familia de Abdel Ben Yahia, fallecido por disparos de un inspector de policía ebrio el viernes 5 de diciembre, y cuya muerte fue ocultada por la policía para no mezclarla con la de Malik Oussekine el mismo día. Los familiares de Malik no acudieron a la manifestación, pero se leyó un mensaje suyo de adhesión.

Al término de la manifestacíón el padre de un herido, el hermano de Abdel Ben Yahia y el dirigente del movimiento, David Assouline, leyeron mensajes de homenaje a las víctimas de la violencia.

David Assouline dijo: "Para ellos y por nuestro futuro, decimos nunca más esto, nunca más muertos o heridos por la única razón de haber exigido un derecho justo, utilizando otro derecho fundamental como es el de manifestación".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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