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El Gobierno británico restaurará los tesoros dañados del palacio de Enrique VIII

El Gobierno británico, se comprometió ayer a correr con todos los gastos de la restauración de Hampton Court, el famoso palacio propiedad de la familia real incluido en todos los recorridos turísticos de Londres, después de que un fuego estuvo a punto de destruir la antigua residencia favorita de Enrique VIII de Inglaterra (véase EL PAÍS de ayer).

El secretario de Estado (equivalente a ministro en la jerarquía administrativa española) para el Medio Ambiente, Kenneth Baker, manifestó ayer, después de una visita de inspección al palacio, que la restauración tardaría aproximadamente un año y medio en completarse y que, a pesar de ser Hampton Court propiedad de la Corona, el Gobierno pagaría todos los gastos, que se espera ascenderán a millones de libras.Las autoridades abrieron ayer los jardines a los cientos de turistas que a diario visitan el monumento, situado en Richinond, 28 kilómetros al suroeste de Londres, incluido por las agencias de viaje en el mismo circuito que el castillo de Windsor, pero cerraron indefinidamente el palacio.

El incendio se declaró a primeras horas de la mañana del lunes en uno de los apartamentos, conocidos con el nombre de Gracia y favor, que la Corona asigna normalmente a las personas que han prestado servicios distinguidos al país, y ocupado por lady Daphne Gale, de 85 años, viuda de sir Richard Gale, uno de los héroes británicos de la II Guerra Mundial que mandó las tropas aerotransportadas en el desembarco de Normandía. Según han manifestado funcionarios del palacio, parece ser que lady Gale tenía la costumbre todas las noches de encender una vela en su habitación y tomarse una copa antes de irse a la cama.

El siniestro se propagó inmediatamente y destruyó gran parte del ala sur, una joya arquitectónica construida a finales del siglo XVII por sir Christopher Wren, el arquitecto británico más conocido, autor, entre otras obras de arte, de la catedral de San Pablo en la city londinense, pero milagrosamente no se propagó al resto del palacio, que se ha conservado intacto en un 90%.

Según Gerald Drayton, encargado de obras del palacio, lo que se ha quemado "es totalmente irreemplazable". "No se puede reconstruir un edificio del siglo XVII obra de Wren", inanifestó Drayton.

Gracias a la labor de los 130 bomberos de la brigada de Londres y de un equipo de voluntarios locales, la mayor parte de los cuadros, tapices y obras de arte del palacio pudo ser sacada y puesta a salvo en medio de una lluvia de cenizas y escombros.

Aparte de un candelabro del siglo XVIII y de varias piezas de porcelana oriental desaparecidas, las pérdidas más considerables han sido dos cuadros destruidos por el agua, ambos de pintores anónimos de la época Tudor. Uno de ellos representaba la reunión celebrada en 1520 entre Enrique VIII y Francisco l de Francia, y el otro era un cuadro familiar del rey Tudor con sus tres hijos, María, Isabel y Eduardo, y su tercera mujer, Jane Seymour. Los valiosos tapices del ala sur se han salvado porque habían sido enviados hace meses a un restaurador.

La reina Isabel de Inglaterra, propietaria de Hampton Court; su hijo, el príncipe de Gales, y la princesa Margarita, se trasladaron al palacio tan pronto les fue comunicada la noticia del incendio. Su reacción al ver una densa humareda que salía del tejado del ala sur, que ha quedado destruido, fue de desolación. "Es espantoso", manifestó la soberana.

Hampton Court fue construido por el cardenal Wolsey, que lo regaló a su hermano, Enrique VIII, en un intento de volver a conseguir su favor. La donación no le sirvió para nada al cardenal, que fue ejecutado por orden del rey Tudor cinco años más tarde.

Isabel l, la reina virgen; Jaime I y Carlos I, el monarca Estuardo decapitado por Oliver Cronwell en 1648, vivieron permanentemente en Hampton Court. Guillermo de Orange, convertido en rey de Inglaterra después de derrotar a Jaime II Estuardo, ordenó a Wren la construcción del ala sur, donde se inició el incendio. A pesar de que cientos de miles de turistas visitan el palacio a lo largo del año, Hampton Court pierde unos dos millones de libras anualmente (unos 420 millones de pesetas).

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