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Tel Aviv fracasa en su objetivo de liberar a los dos soldados israelíes secuestrados en Líbano

El Ejército israelí concluyó en la noche del sábado al domingo, según informaron fuentes de la ONU, su retirada de la zona que había ocupado del sur de Líbano, que rastreó sistemáticamente, sin resultados, durante seis días en busca de sus dos militares secuestrados hace una semana en una emboscada tendida por la resistencia islámica libanesa.

Las fuerzas aéreas de Israel, al término de su infructuosa operación, no sólo no han conseguido rescatar a los dos rehenes y capturar a sus secuestradores, sino que han perdido a otros dos hombres, muertos a principios de semana, y han tenido, además, que lamentar a varios heridos en sus filas.Los tres batallones mecanizados y su dotación de 1.500 soldados, apoyados por sus aliados locales de la milicia autodenominada Ejército del Sur de Líbano (ESL), que efectuaron las pesquisas, lograron, no obstante, apoderarse de grandes cantidades de armas almacenadas clandestinamente por la resistencia, las cuales fueron transportadas al otro lado de la frontera.

Estos descubrimientos no impidieron a la guerrilla antiisraelí disparar ayer de madrugada dos proyectiles de lanzagranadas katyuska sobre la alta Galilea, cuyas explosiones no provocaron daños materiales ni víctimas aunque si suscitaron una violenta réplica de la artillería del Estado israelí, que bombardeó a mediodía los alrededores de la ciudad costera de Tiro.

En total, 11 granadas tipo katyuska han estallado desde el viernes en el norte de Israel; otras tantas hicieron explosión en la franja de seguridad de 850 kilómetros cuadrados, controlada por el Ejército israelí (Tsahal), que discurre del lado libanés a lo largo de la frontera.

Seis días de ocupación

Durante sus seis días de indagaciones, las tropas israelíes ocuparon una zona de 216 kilómetros cuadrados al norte de su franja de seguridad, en la que están situada una veintena de pueblos shiíes, e interrogaron a unas 3.000 personas, de las que fueron detenidas 145, según Timur Goksel, portavoz de los cascos azules de la ONU desplegados en el sur de Líbano (Finul), aunque 25 de ellas fueron posteriormente liberadas.

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En algunas localidades, resistentes locales intentaron oponerse con sus armas al avance del enemigo.

A consecuencia de estos enfrentamientos resultaron muertos por lo menos cinco civiles libaneses mientras otros 11 fueron heridos junto con dos soldados de la Finul, un irlandés y un ghaneano, víctimas de los disparos de intimidación efectuados por los israelíes.

También fallecieron en los enflrentamientos tres miembros de la milicia shií Amal dirigida por Nabih Berri, pero el general israelí Urior, responsable del Frente Septentrional, se apresuró en declarar que su ejército "no deseaba perjudicar a los campesinos ni a ese movimiento shií, que debe comprender que tiene que luchar contra el Hezbollah (Partido de Dios, ultraintegrista) y no contra nosotros".

Las tropas de Israel se abstuvieron cuidadosamente, según la radio nacional israelí, de dinamitar las sedes y casas de miembros de Amal, pero volaron en cambio las de militantes del Hezbollah cuyo semanario Al Aahd publicó el viernes dos fotografías de los militares israelíes capturados, poniendo así de relieve sus lazos con la resistencia islámica autora de la emboscada del pasado lunes. Uno de los cautivos habría sido ejecutado en represalia por la progresión de las tropas del general Or.

El creciente protagonismo en el sur de Líbano de este movimiento shií vinculado a Irán y que preconiza la "guerra santa" sin cuartel para "liberar Jesusalén" debe de ser un serio motivo de preocupación para Tel Aviv sobre todo si se tiene en cuenta que, a diferencia de Amal, mantiene excelentes relaciones con la mayoría de las organizaciones palestinas y se sospecha que han podido coordinar algunas acciones de resistencia.

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