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"Somos obreros y a mucha honra", dice el actor Carlos Lemos

La desaparición del régimen especial de artistas de la Seguridad Social pone de manifiesto la precaria situación de los profesionales

Los artistas andan preocupados. A lo largo de la última semana se suceden continuas y masivas asambleas para intentar resolver su adscripción a cualquier régimen de la Seguridad Social, menos al de autónomos; es su principal reivindicación. La imagen que de estos trabajadores suele tener la opinión pública no se corresponde con la realidad. Carlos Lemos, uno de los actores más veteranos y prestigiosos de la escena española, y Esperanza Alonso, una joven actriz que puede servir de ejemplo de la lucha cotidiana, comentan la situación que sufren los actores. Carlos Lemos declara: "Somos obreros y a mucha honra".

Carlos Lemos, actor desde los seis años de edad y primera figura de las carteleras teatrales desde hace décadas, es hoy un jubilado de 76 años, miembro de la UGT. Se considera privilegiado porque aún le salen trabajos, ya que con su jubilación no podría sobrevivir. Esperanza Alonso, a pesar de llevar más de 20 años en la profesión, es una joven actriz. Habla de cómo un 90% de los profesionales sufren una situación laboral verdaderamente caótica.Carlos Lemos, uno de los hombres más apreciados de la profesión, casi se niega en rotundo a hablar de él. La situación en la que pueden terminar sus compañeros, y que a él personalmente no le afecta, ya que está jubilado, le produce una angustia que constantemente refleja. Desde pequeño fue un niño de la farándula, con el teatro ambulante de sus padres. En el teatro hizo de todo en sus primeros años, alternando el escenario con la venta callejera de periódicos y con el reparto en tiendas y comercios.

Hoy su vida transcurre feliz a pesar de la "birriosa" jubilación. "Como soy creyente doy gracias por tener lo que tengo, pero no ocurre lo mismo con otros compañeros mayores, y de hecho entre nosotros solemos ayudarnos. Nos encontramos en una situación difícil y deseo que se nos haga justicia, ya que tenemos razones muy poderosas para ello".

En el año 1982 recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes que anualmente concede el rey Juan Carlos, por lo que a Lemos le corresponde el tratamiento de Excelentísimo Señor. "Me siento de una clase obrera intelectual, artística, que tiene todos los derechos. Las compañías son grupos, y en esos grupos siempre hay un capitalista, porque nosotros no hemos tenido ni tendremos nunca un duro". Lemos sigue reflexionando en torno a problemas profesionales: "Quitando los teatros de la Administración, que son los que cumplen estupendamente sus contratos con el actor, el otro teatro mayoritario, importantísimo en número de actores, casi no existe. No puedo quedarme sentado mientras mis compañeros lo pasan mal. Somos obreros y a mucha honra".

El proyecto de crear una asociación profesional de actores a Lemos le parece la mejor solución. "Me gustaría que en este sindicato estuviéramos todos, me haré de él y procuraré por todos los medios no darme de baja en UGT, porque yo le tengo cariño a mis cosas".

Condiciones penosas

La situación de Esperanza Alonso es otra. "Al igual que mis compañeros vivo de que un productor de cine me llame para hacer unas cuantas sesiones en una película, de que un empresario de teatro me contrate por 30 días, que suele ser lo habitual, de que cada muchos meses TVE llame para hacer una sesiones sueltas en una serie. Esto supone que el actor viva en unas condiciones penosas. Siempre somos trabajadores por cuenta ajena y si algún compañero crea compañía y forma empresa eso es algo espóradico y por una pequeña temporada".Hasta los años finales de la década del setenta, Esperanza Alonso y otros muchos compañeros trabajaban con una regular continuidad. "En Televisión Española había mucho trabajo, pero las producciones dramáticas propias han ido desapareciendo para dar paso a telefilmes americanos y fotonovelas latinoamericanas. Es dificil que esto lo entienda la opinión pública, que siempre se fija en las estrellas que aparecen en los medios de comunicación, pero ellos no son más que el 4% de la profesión, y el hecho real es que los demás, entre unas cosas y otras, estamos lampando".

Para Esperanza Alonso, su trayectoria a lo largo de más de dos décadas ha sido continuada y satisfactoria, pero desde hace cinco años los puestos de trabajo son menores y piensa que son una gran cantidad de personas las que se encuentran "lampando". Ello significa que, como para Esperanza Alonso, un año normal de trabajo se quede en unos 60 días de trabajo cobrado, aunque se pasen meses ensayando o aprendiéndose textos: "Los teatros anulan enseguida el contrato si la obra no va bien, los ensayos suelen no pagarse. El cine es un trabajo por sesiones sueltas, televisión igual, trabajar en un teatro de la Administración es una lotería que toca a muy pocos. Y ello en una profesión en la que somos especialmente trabajadores y nos gusta y la hemos elegido".

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