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LA CRISIS EN EL MEDITERRÁNEO

Persisten las dudas alemanas sobre la 'guerra de las galaxias'

El ministro de Economía de la República Federal de Alemania (RFA), Martin Bangemann, partió ayer hacia Estados Unidos, donde el lunes comenzará las negociaciones con la Administración de ese país para establecer las condiciones de una participación alemana en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), la llamada guerra de las galaxias. Sin embargo, persiste la polémica entre partidarios y adversarios de la SDI en Alemania Occidental y en el mismo seno del Gabinete de coalición.El hecho de que sea Bangemann, ministro de Economía, el encargado de las negociaciones devalúa el carácter político que sectores conservadores del Partido Demócrata-Cristiano (CDU / CSU) querían imprimir al acuerdo y hace primar los aspectos de la cooperación tecnológica y económica sobre los relativos a la política de defensa y, seguridad. Por demás, Bangenlann es el presidente del Partido Liberal (FDP) y comparte las reservas hacia la SDI del ministro de Asuntos Exteriores, el también liberal Hans Dietrich Genscher.

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El presidente de la Unión Cristiano-Social bávara (CSU), Franz Josef Strauss, uno de los más destacados defensores de una clara integración política de la RFA en el programa norteamericano, criticó ayer el carácter del viaje de Bangemann, ya que este ministro no es competente para la cuestión esencial a negociar con la Administración norteamericana que, según Strauss, sería la cooperación en materia de seguridad y defensa en el programa SDI.

El acuerdo tomado por el Gabinete se expresaba en términos extremadamente ambiguos sobre la participación de empresas alemanas en el SDI. El proyecto de las negociaciones que se abren mañana sería, según el texto del acuerdo, crear el marco para una mejora de las condiciones de la cooperación tecnológica entre ambos países, incluido el resultante de la participación de empresas alemanas en la SDI.

Genscher, a quien se responsabiliza de esta devaluación, al menos semántica, del compromiso alemán con la SDI, insiste en que el programa norteamericano no es más que un aspecto más del intercambio tecnológico, cuyas condiciones hay que negociar.

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