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Reportaje:

Los niños de la guerra

Cinco pequeños afganos, de entre 3 y 10 años, reciben en España asistencia médica

Ángeles Espinosa

Estos niños, cuyas edades oscilan entre los tres y los 10 años, se encontraban recogidos en un campo de refugiados paquistaní instalado por la organización Aid for Afgan Refugees. En principio, han venido a España para 15 días, pero en función de los cuidados médicos que necesiten podrán permanecer aquí un tiempo superior.Abdul Qudus, de 10 años, tiene el cuerpo quemado por el napalm como consecuencia de un bombardeo en el que perdió a sus padres y es quizá el más necesitado de atención. Obedolah, que también tiene 10 años, recibió un tiro en la boca y apenas puede hablar. Mir Vais, de tres, tiene destrozado el pie derecho.

Seis años de guerra

Afganistán se encuentra en guerra desde que en 1979 fue invadido por el Ejército soviético. Dos periodistas españoles que viajaron allí el año pasado para informar sobre el conflicto constataron sobre el terreno la dramática situación de los niños afganos, que, como en otras guerras, ajenos a las querellas de sus mayores, sufren en silencio las consecuencias de la violencia en todos los bandos.A su regreso a España, con la ayuda de la asociación de médicos Mundi y de algunos amigos, decidieron crear la Asociación de Ayuda al Refugiado Afgano y traer a España 15 niños para que recibieran tratamiento médico.

El proyecto requería bastante dinero, aparte de los trámites burocráticos, que con paciencia se fueron solucionando. Instituciones oficiales, partidos políticos, sindicatos y organizaciones humanitarias (especialmente la Cruz Roja) han colaborado en mayor o menor medida en esta empresa, pero sobre todo han sido las aportaciones particulares las que han permitido que, finalmente, por lo menos cinco niños hayan venido a España.

Los primeros días los han pasado en Madrid para adaptarse al horario y al clima. Visitas al Parque de Atracciones, al Zoológico y al Retiro han logrado hacerles olvidar el ruido de las bombas y, por primera vez en mucho tiempo, sonreír. Sus ojos conservan, no obstante, una inevitable expresión triste.

El miedo que inicialmente les hizo rechazar los juguetes que se les entregaron, quizá por temor a verlos estallar en sus manos, como sucede con los que en su país dejan caer los aviones, parece superado. Los pequeños visitantes juegan ahora confiados en una residencia de la Cruz Roja en Tarragona.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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