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Nuevos testimonios acusan a Le Pen de torturar personalmente en Argelia

Soledad Gallego-Díaz

Tres días después de celebradas las elecciones cantonales, el diario Libération ha reanudado su investigación sobre el comportamiento del líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, durante la guerra de Argelia. El periódico publicó ayer tres nuevos testimonios, firmados por un argelino, un holandés que fue legionario y el ex alcalde de Argel, según los cuales el entonces teniente Le Pen practicó personalmente la tortura.

ParísEl ex alcalde de Argel y ex secretario de Estado Jacques Chevalier, francés, muerto en 1971, firmó en octubre de 1966 un documento en el que asegura que su ayudante Hadj Boufalka fue detenido ilegalmente, en febrero de 1957, por un comando de paracaidistas mandados por el teniente Le Pen. "Gracias a mi violenta intervención y protesta ante el general Massu y, el secretario de Estado para la Guerra, Max Lejeune, Boufalka fue devuelto después a la alcaldía, en un estado lamentable".Wilhelmus Vaal, holandés de 53 años, ejecutivo de una empresa privada y ex miembro de la Legión Extranjera, mantiene que conoció a Le Pen en Villa Sesini, adonde llevaban a los detenidos que no querían colaborar. Vaal recuerda que había un oficial (Le Pen) que le sorprendió por su participación directa en los interrogatorios. "Para interrogar bien no hay que golpear como un loco, ni gritar. Eso se aprende en seguida... En fin, aquel teniente golpeaba al tipo, le pateaba..., raramente había visto una cosa así". El ex legionario no tiene una buena opinión de Le Pen, y no porque torturara, sino porque le parece un incompetente: "No sabía distinguir sí lo que tenía delante era un simple distribuidor de panfletos o alguien que colocaba bombas".

El testimonio más espectacular es el de Mohamed Moulay, quien afirma que su padre fue asesinado por el político ultra francés. Según su relato, un comando de paracaidistas dirigido por Le Pen irrumpió en su casa, en marzo de 1957, y detuvo a Ahmed Moulay. En el propio patio del inmueble, Le Pen le sometió a una prolongada sesión de tortura, obligándole a beber enormes cantidades de agua antes de aplicarle lapicana. Ahmed murió como consecuencia de los malos tratos, y para ocultar lo sucedido los paracaidistas le acribillaron después con ráfagas de metralleta. Su hijo, que entonces tenía 12 años y que fue obligado a proporcionar el agua con que: torturaron a su padre, guarda aún un cuchillo que perdió aquella noche el oficial que mandaba el grupo. Es un cuchillo alemán, utilizado antiguamente por las juventudes hitlerianas, con las iniciales "J. M. Le Pen, 1er REP" (Primer Regimiento Extranjero de Paracaidistas).

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