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Se descubre a un Miguel Ángel inédito a través de su correspondencia

"Si se pudiera morir de vergüenza, yo no estaría ya vivo". Esta frase de Miguel Ángel es una de las revelaciones de la correspondencia del artista, en la que se centra un estudio sobre el Renacimiento que se ha publicado en Florencia. La vergüenza de Miguel Ángel se debía, según explica en una carta del 1 de julio de 1557 a su discípulo Vasari, a un error de construcción en el ábside de San Pedro, que debió haber sido demolido.Los historiadores de arte creían hasta ahora que Miguel Ángel había hecho recaer toda la responsabilidad del error sobre su segundo, Bastiano da San Gimignano. Al parecer, Miguel Ángel no pudo controlar los trabajos a causa de su avanzada edad (tenía entonces 82 años).

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