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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Historia de una traición

No deja de sorprender que la distribución en España de este mamotreto visual de Sergio Leone haya optado por dividir su proyección en dos partes distintas, obligando así a un doble consumo, a un doble precio y, lo que es peor, a la grave interrupción de una historia que fue concebida para exhibirse en su duración íntegra de 3 horas 40 minutos.Su especial estructura narrativa exige todo lo contrario. Los vaivenes temporales, las continuas referencias al pasado de los protagonistas, la dialéctica de esos contrastes, se integran en una clara unidad. El espectador debe tener presentes todos los elementos que intervienen en la acción, ya que sólo en las últimas secuencias acaba por tener sentido cuanto en la primera parte se cuenta.

Érase una vez en América

Director: Sergio Leone. Guión: Leone, Leonardo Benvenutti, Piero de Bernardi, Enrico Medioli, Franco Arcalli, Franco Ferrini. Fotografía: Tonino delli Colli. Música: Ennio Morricone. Intérpretes: Robert de Niro, James Woods, Elizabeth McGovem, Treat Williams, Tuesday Weid, Burt Young. Drama policiaco. Norteamericana, 1983. Local de estreno: Paz. Madrid.

Es un error este sistema de exhibición, al que el público es sensible manifestándolo incluso en la sala. Disparatado habría sido que, por ejemplo, Lo que el viento se llevó, también de larga duración, se hubiera mostrado de esta forma entrecortada aun teniendo a su favor el ser una película lineal donde los acontecimientos se desarrollaban sin vueltas al pasado.

En Érase una vez en América, que Sergio Leone ha adaptado de la autobiografía de Harry Grey (Noodles en el filme), A mano armada, se trata de reconstruir el duro ambiente social que generó la ley seca, la rápida ascensión de quienes inteligentemente desobedecieron las normas, el triste origen social que les obligó a ello, su ya perenne vinculación con el crimen y las distintas formas en que éste fue estableciéndose en la vida norteamericana. Panorámica histórica que se estructura en torno a la historia de una amistad, de unos amores, de una traición.

Todo ello es contemplado por Leone sin la impronta que caracterizó el cine negro. No sólo los años transcurridos desde la época clásica de aquel género, sino su condición de europeo amante del espectáculo brillante antes que de su contenido, hacen de Érase una vez en América una película de laboratorio, sujeta a un corsé riguroso en el que apenas cabe la inspiración.

Rostros perfectos

Son los actores quienes mejor aportan el frescor necesario. De Niro y Woods, muy especialmente, hacen un trabajo sensible, lúcido y serio. Tienen los rostros perfectos y han heredado las sabias fórmulas interpretativas del género. Cuanto hacen, a pesar de los burdos maquillajes que tratan de envejecerles, adquiere la verosimilitud necesaria. En su trabajo no se traduce la forzada y algo pretenciosa manera con que Leone ha querido contar su historia: de la madurez a la infancia, de ésta a la vejez, para retomar luego la edad juvenil y regresar a la madurez.Aunqe es difícil imaginar la película de forma distinta a como realmente es, una narración ordenada podría haber eliminado este tufillo pedante que preside el filme, al margen, claro está, de haber justificado siquiera parcialmente la torpe interrupción con que vemos la película en España.

Quizá Leone no podía concebir esta película sin esta aportación personal. De algún modo, Érase una vez en América es una película sobre el tiempo. Como aliado y como enemigo. En esa ambición, los saltos temporales serían fundamentales. ¿Cómo inició su actividad ese Noodles al que la película descubre, serio y atormentado, en un fumadero de opio? ¿Qué queda de aquel tiempo en el que la solidaridad con sus amigos era la base de su existencia? ¿Cómo se desarrolló ese amor secreto por la intrépida jovencita, convertida años después en una poco escrupulosa mujer de cualquiera?

Noodles reflexiona sobre ello sin saber que al final de sus recuerdos otras sorpresas van a agitar su vida, ni mucho menos acabada cuando él cree. El tiempo será su aliado al eliminarle cualquier sentido de culpa, pero también el enemigo que trastornará sus emociones enfrentándole a realidades poco agradables. En cualquier caso, todo ello existe en lo que aquí se llama segunda parte. Y habrá que esperar, por tanto, a que aparezca en alguna pantalla. Mejor aún sería esperar a un discreto programa doble. Aunque el filme sea más ambicioso que acertado.

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