_
_
_
_
_

Los cancilleres de Contadora intentan impulsar el plan de paz para Centroamérica

ENVIADO ESPECIALEl Grupo de Contadora celebra su segundo aniversario con una nueva reunión en Panamá que nada tiene de conmemorativa. Desde ayer, los cuatro cancilleres que integran el grupo tratan de reflotar una negociación que en los dos últimos meses navegó a la deriva. Su propósito es conciliar el acta de paz elaborada en septiembre con las observaciones que presentaron cuatro países centroamericanos (todos los afectados, menos Nicaragua), sin que ello obligue a replantear el debate desde el comienzo.

Para algunos observadores se trata de una misión imposible, sobre todo teniendo en cuenta que varios gobiernos de la región pretenden que el tratado de paz sea compatible con la realización de maniobras militares conjuntas con ejércitos extranjeros. Esta fórmula ha permitido de hecho al Pentágono mantener durante los últimos años una presencia militar constante en Honduras sin necesidad de instalar bases estables. Ello entraría en abierta contradicción con el espíritu de Contadora, que basa la paz en la ausencia de ingerencias militares foráneas.

La dificultad del empeño no impide que los cancilleres de Contadora se encuentren "razonablemente optimistas". No en balde han superado durante estos dos años crisis más graves que pusieron a Centroamérica al borde de la guerra. La fórmula que parecen haber ideado ahora para superar el estancamiento es la de considerar individualmente las enmiendas que cada gobierno presentó antes del 15 de octubre, según el calendario previamente aceptado por todos, y dejar de lado el documento conjunto que elaboraron cuatro país en Tegucigalpa.

Este último documento, firmado el 20 de octubre por los cancilleres de Costa Rica, el Salvador y Honduras y el vicecanciller de Guatemala, es incompatible -a juicio de varios diplomáticos vinculados al Grupo de Contadora- con el acta de paz "porque supone una ruptura en el equilibrio alcanzado en los diversos capítulos". Sobre esa base, que responde en gran medida a los planteamientos norteamericanos, no se puede progresar,ya que un nuevo texto apoyado en el documento de Tegucigalpa se enfrentará inevitablemente al rechazo de Nicaragua, único país que aceptó el acta de paz en su versión final.

Contactos individuales

La diplomacia de Contadora se ha encaminado en los dos últimos meses a mantener contactos individuales con cada uno de los gobiernos enmendantes, a fin de conocer sus prioridades y, en cierta forma, romper el frente de Tegucigalpa. Estas reuniones han permitido determinar que algunas de las modificaciones más sustanciales planteadas en la capital hondureña, sobre todo en materia de seguridad, son consideradas accesorias por algunos de los firmantes.A partir de esta convicción se ha establecido un paquete de preocupaciones comunes a todos ellos y otro de enmiendas particulares. Con este deslinde inicial, el Grupo de Contadora cree que puede revisarse el acta sin necesidad de regresar a los inicios.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_