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Una influyente organización de 9.000 socios

Pilar Bonet

La conmemoración del cincuentenario de la creación de la Unión de Escritores, a finales de septiembre pasado en Moscú, ha servido a las instancias oficiales para reiterar que el realismo socialista sigue siendo válido y para advertir que no se tolerarán disidencias de los "principios morales y políticos del régimen".La Unión de Escritores de la URSS constituye una poderosa organización que agrupa a unos 9.000 socios y recibe el 10% de todos los libros de creación literaria que se publican y se venden en la URSS, además de contar ella misma con un centenar de revistas y publicaciones, entre ellas Literaturnaia Gazeta, órgano oficial de su dirección.

Controlada por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), la institución defiende la línea ideológica del mismo en el terreno literario, y agrupa, en sus distintas secciones, a novelistas, poetas, traductores y críticos literarios en 78 idiomas.

A sus socios, la Unión de Escritores de la URSS les proporciona ventajas materiales, como posibilidad de alojarse en casas de reposo o de creación, viajes, becas, subsidios de enfermedad y pensiones.

La asociación es, sobre todo, sin embargo, un elemento de prestigio social.

Ampliar posibilidades

Para ser socio de la Unión de Escritores hay que haber publicado varias obras, ser avalado por varios miembros de la asociación y superar cuatro niveles de selección formados por las correspondientes comisiones internas.

Publicar una obra en la URSS no es, con todo, un privilegio de los miembros de la asociación, pues la responsabilidad por las publicaciones recae sobre las editoriales, y de ellas depende el margen de riesgo a asumir.

Estar en la Unión de Escritores amplía, sin embargo, enormemente las posibilidades de publicación a través del mismo organismo. El Secretariado de la Unión de Escritores (máximo órgano dirigente) puede decidir sobre la edición de selecciones de obras escogidas o completas de los socios, lo cual provoca rivalidades internas entre los mismos que luchan para ser objeto de tal honor.

Dentro de la Unión de Escritores de la Unión Soviética hay distintas secciones y también diferencias de criterio sobre cómo poner en práctica las directrices políticas en la literatura, según afirman medios próximos a la institución.

La sección de Moscú se considera sumamente influyente. Su jefe, Félix Kusnetzov, había sido catalogado en los años sesenta como uno de los principales amigos de Solyenitsin, pero ahora medios liberales de la intelectualidad moscovita le consideran un conservador de línea dura. Georgi Markov, jefe de la Unión de Escritorers de la URSS, es catalogado como un centrista más moderado y posibilista.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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