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La sonoridad opulenta de la Filarmónica de Liverpool

La actuación en el Real de la Filarmónica de Liverpool, dirigida por el polaco-alemán Marek Janowski, ha sido el acontecimiento sinfónico de la semana. Se trata de un gran conjunto, con mucha solera (fue fundado en 1840), alto nivel de profesionalidad, perfección en todas las secciones y capaz de una opulencia sonora muy convincente porque el sonido ni hiere ni se agrieta.Desde el año pasado ejerce la titularidad de la Filarmónica de Liverpool el maestro varsoviano, hoy nacionalizado alemán en la RFA, Marek Janowski, 44 años de vida y 20 de carrera ascensional.

Su concierto madrileño ha sido excelente: la Metamorfosis sobre Carlo María Weber, de Paul Hindemith, lució como pocas veces por la fuerza del ritmo sinfónico y el equilibrio dinámico, unidos a una coloreada expresividad no exenta de ironía.

No lejano en el tiempo ni en la sustancialidad musical, el Concierto para violín, de William Walton, es, sin embargo, una página dominada por un lirismo pesimista de menor aliento vital que la de Hindemith. A través de un sonido cálido, de penetrante afectividad, el solista invitado desentrañó el desolado discurso del amplio y bello primer movimiento.

La tensión virtuosista de Pauk, puro medio al servicio de la idea musical, tuvo exacta respuesta en los músicos de Liverpool, bien gobernados por Janowsk¡. Del valor efectivo de la conjunción orquesta-director habló muy positivamente la atractiva y pujante traducción de la Cuarta sinfonía en re menor, de Robert Schumann, expuesta en una admirable línea de continuidad.

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