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Los obispos chilenos advierten a Pinochet que puede haber "un gran derramamiento de sangre"

Los obispos chilenos pidieron el miércoles al Gobierno del general Pinochet que modifique su actual forma de conducir el país, pues de lo contrario temen "un gran derramamiento de sangre". El Comité Permanente del Episcopado, máxima jerarquía católica en Chille, criticó duramente la forma en que el régimen militar ha hecho frente a la ola de protestas de los últimos días en el país, con un saldo de nueve muertos, entre ellos el sacerdote francés André Jarlan.

"Hemos pedido hasta el cansancio un gran gesto del Gobierno que haga posible. la reconciliación entre los chilenos, pero vemos que ello no se ha producido", dijo monseñor Sergio Contreras, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal.Durante una conferencia de prensa, monseñor Contreras dijo que "nadie puede imponerle a la mayoría algo que va contra esa mayoría, y eso debería entenderlo el Gobierno para forjar condiciones que realmente interpreten a esta mayoría".

Las declaraciones fueron hechas después de una jornada de reflexión de la Iglesia realizada el martes día 11, mientras el régimen militar cumplía 11 años en el poder.

Según Contreras, las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno no están rotas, pero tampoco están en un buen nivel. "Hay por lo menos cuatro casos recientes en que ha habido muertes, y las autoridades del Gobierno aparecen sosteniendo versiones distintas a las que posee la Iglesia", dijo Contreras, recordando entre ellas la muerte del propio sacerdote francés André Jarlan en la población obrera de La Victoria.

Tres obispos decidieron en los últimos días no realizar la ceremonia tradicional de Tedéum el Día de la Independencia, el 18 de septiembre, para no tener que cursar invitaciones oficiales a las autoridades.

"Eso muestra que no están bien las relaciones con el Gobierno", dijo el prelado. Finalmente, explicó que la Iglesia está angustiada con la posibilidad de "un gran derramamiento de sangre en Chile" si la situación. continúa deteriorándose, y reiteró que las autoridades deben cambiar su actitud, "porque ellas poseen la primera responsabilidad".

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Guerra contra los marxistas

Mientras tanto, el presidente Augusto Pinochet afirmó que su Gobierno aún mantiene: una guerra contra los marxistas v advirtió que "si vuelven a actuar de nuevo los marxistas, no quedará otro camino que reaccionar como lo hicimos antes", aludiendo al golpe de Estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.

"La guerra contra los marxistas no ha terminado. Sigue en pie. Es larga, prolongada y difícil", dijo Pinochet, y recordó además que "los políticos deben sacarse de la cabeza la idea de que ahora pueden poner la mano y recibir lo que creen que es de ellos".

Pínochet sostuvo el miércoles una prolongada reunión con los miembros de la Junta Militar de Gobierno, tras la cual el comandante en jefe de la fuerza aérea, general Fernando Matthei, afirmó que el Gobierno está estudiando la imposición del estado de sitio en todo el país "para detener los desórdenes que hemos visto en los últimos días".

"El Gobierno va a actuar con mano más dura, y la Junta de Gobierno no tiene inconveniente en darle al presidente Pinochet las herramientas que necesita para poner orden", agregó el militar.

Altos oficiales de la Policía Uniformada dijeron también que se intensificarán las patrullas armadas en la capital para prevenir nuevos hechos de violencia, recordando que Pinochet advirtió el 11 de septiembre que no se tolerarán nuevas protestas opositoras.

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