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Entrevista:

Barletta: "Que cese toda influencia externa en Centroamérica"

Antonio Caño

El presidente electo de Panamá, Nicolás Ardito Barletta, de 45 años, se esfuerza, también en cuanto a temas internacionales, por marcar las distancias con el general Omar Torrijos. Su principal preocupación es conseguir que "cese toda influencia externa en Centroamérica" y está decidido a que Panamá siga formando parte del grupo de Contadora. En una conversación con un enviado especial de EL PAIS, Nicolás Ardito Barletta explica las líneas maestras de lo que será la política exterior de su Gobierno.

Pregunta. ¿Con qué instrumentos luchará su Gobierno por la paz en Centroamérica?"Respuesta. Seguiremos el esfuerzo de mediación y de búsqueda de la paz del grupo de países aglutinados alrededor de Contadora. Es un camino difícil, complejo, pero hay que perseverar en él.

P. ¿Cuál es su opinión sobre la situación en Nicaragua?

R. Lo fundamental en este momento es ver si se pueden encontrar los cauces para que Nicaragua sea pluralista, sea efectivamente democrática, respete los derechos humanos, propicie el desarrollo de su pueblo, pero dentro de una apertura a las libertades, al diálogo, de Prensa, como en la mayoría de las democracias del mundo y de América Latina. Desde luego, nuestro principio es respetar el derecho de otros pueblos a presidir su camino y su causa, pero muchos tenemos la impresión de que lo que más conviene a la propia Nicaragua es ese tipo de cambio democrático, pluralista, libre.

P. En un momento determinado, el general Torrijos tuvo un papel esencial en la caída de Anastasio Somoza en Nicaragua. ¿Qué piensa usted ahora, con la perspectiva de los años, de esa actitud?

R. En aquel momento, en el que yo no estaba en Panamá ni era funcionario del Gobierno, los países de esta región sentían una gran preocupación por el tipo de Gobierno que representaba el general Somoza. Todos compartían la idea de la gran mayoría del pueblo de Nicaragua de que debía darse un cambio. En mi opinión, hubiera sido preferible que ese cambio se hubiera dado mediante el sistema democrático, con elecciones puras; sin embargo, se dio por vía revolucionaria. El apoyo que en ese momento, en el que yo no estaba en Panamá, dio el general Torrijos, yo creo que buscaba, hasta donde lo conozco, un cambio constructivo, y tengo la impresión de que el mismo general Torrijos, en el momento de su muerte, estaba sumamente preocupado por lo que observaba en la dirección del Gobierno revolucionario de Nicaragua, que era muy diferente a lo que él creía.

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P. ¿Qué piensa del apoyo norteamericano a los grupos contrarrevolucionarios que combaten al Gobierno nicaragüense?

R. Lo que hay que buscar es que toda la influencia externa a Centroamérica cese, de cualquier fuente que provenga; es una influencia que está propiciando la violencia como vehículo de solución. Lo fundamental es encontrar el camino que permita al pueblo centroamericano dirimir sus diferencias pacíficamente.

'Trabajar en igualdad de condiciones'

P. ¿Qué papel cree que puede desempeñar Estados Unidos en Latinoamérica?R. Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina deben mantenerse siempre a un nivel de respeto. mutuo y de apoyo y cooperación. Ha habido políticas del Gobierno de Estados Unidos, como la Alianza para el Progreso, y aun políticas recientes, como la iniciativa del Caribe y las recomendaciones de la comisión presidida por el señor Kissinger, en lo que concierne al desarrollo económico y social de Latinoamérica, que tienen visos muy positivos porque se identifican con los intereses nacionales de los países de América Latina. Yo no creo que en América Latina estemos en una situación para liderazgos, sino en una situación de trabajar con respeto mutuo, en igualdad de condiciones. Yo creo que la cooperación de Estados Unidos hacia América Latina es una relación de larga historia; estamos en el mismo continente, compartimos principios democráticos, de derechos humanos y, siendo Estados Unidos la potencia que es, siempre tenemos que luchar en ambas partes para lograr que estas reuniones sean constructivas y armoniosas.

P. ¿Tiene usted planes para reducir la presencia militar norteamericana en Panamá?

R. Los acuerdos que regulan la presencia de bases militares de EE UU en Panamá están contenidos en los tratados, Torrijos-Carter, que tienen vigencia hasta finales de siglo, y lo fundamental es el respeto al espíritu y a la ley de los tratados.

'Un diálogo diferente con EE UU'

P. ¿Su llegada a la presidencia supone romper, en alguna medida con la política exterior del general Torrijos?R. Hay que saber interpretar correctamente la política exterior del general Torrijos. Tuvo cierto estilo mientras estábamos en el camino de la negociación con Estados Unidos, con el objeto de lograr el reconocimiento hacia Panamá. Una vez consolidados los tratados Torrijos-Carter, que ponen de igual a igual a Panamá y Estados Unidos, eso ya supuso, aun en vida del general Torrijos, una nueva actitud y un diálogo diferente con Estados Unidos. En los últimos años, Panamá ha mantenido una política de gran diálogo con todas las partes del mundo, identificándose con frecuencia con las causas del mundo en desarrollo, pero teniendo presente que para el desarrollo de los intereses nacionales de Panamá, que tienen que ver con el usufructo de la posición geográfica como centro de tránsito y centro de comercio internacional, las relaciones de Panamá con EE UU, Europa y Japón, al igual que con Latinoamérica, son fundamentales.

P. ¿Cuáles van a ser los objetivos más urgentes de su Gobierno en cuanto a la situación interna de Panamá?

R. El Gobierno debe mantener la estabilidad nacional, el equilibrio y la reconciliación de las distintas fuerzas políticas del país, y la búsqueda, al máximo posible, de un consenso de propósitos nacionales.

P. ¿Existe un riesgo de enfrentamiento entre panameños?

R. Esa posibilidad existe. Si no se sabe aceptar que hay grupos con diferentes propósitos, fácilmente podrían darse circunstancias que pueden no mantener la estabilidad y el equilibrio.

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