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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hermosa y arriesgada denuncia

La muerte de Mikel.

Director: Imanol Uribe. Guión: Uribe y José Ángel Rebolledo. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Música: Alberto Iglesias. Intérpretes: Imanol Arias, Montserrat Salvador, Fama, Xabier Elorriaga, Amaia Lasa, Daniel Dicenta. Drama. Española, 1984.

Locales de estreno: Bulevar, Palace.

El filme comienza en una iglesia, y prácticamente en una iglesia acaba. El mundo de la religión, aunque se exponga a través de un sacerdote joven y moderno,impregna toda la historia, como de hecho contagia a sus personajes. La tradición, el miedo, la apariencia... En cualquier caso, la intolerancia que denuncia La muerte de Mikel no tiene sólo una fuente, no nace de una única razón. La película es una crónica de la actualidad, y más precisamente de la vasca, pero en base a lo permanente: sus dardos son diversos, y sus lecturas, por tanto, amplias.La anécdota, en cambio, es simple: Mikel, un joven vasco, militante en la izquierda y, por tanto, víctima de la intransigencia heredada de la dictadura, hijo de una familia acomodada y hermano de un mediocre político de centro-derecha, comienza a notar un cambio sutil en su vida más íntima. Las relaciones sexuales con su esposa han dejado de ser placenteras, o, en todo caso, se han abierto a una agresividad insoportable. Mikel, sin entenderlo muy bien, descubre que es homosexual. Tímido al principio, pero luego con la misma vehemencia con que defiende su compromiso político, aborda su completa historia amorosa con un travestido. El escándalo no se hace esperar. La honradez de Mikel se enfrenta a la intransigencia de los suyos, hasta el punto de que de su muerte, de la que alguien es directamente culpable, es utilizada con una bandera que no le corresponde.

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La repercusión en Euskadi

Es el director quien profundiza en las ricas sugerencias de su historia, utilizando la imagen con delicadeza, con seguridad e inteligencia. La sabiduría narrativa que ya mostró en La fuga de Segovia, empleando referencias al género de aventuras con una profesionalidad inusual en un primer filme dramático, se repite en La muerte de Mikel desde su propio código narrativo. El resultado es un filme de gran sensibilidad y agudeza, sereno, bello, sin brillantismos ni fáciles complicidades emocionales. Imanol Uribe ha medido con prudencia, pero sin miedos, todos los resortes de su historia: a cada espectador la invitación de escarbar en la ruta que prefiera.

La excelente fotografía de Javier Aguirresarobe, volcada en unas localizaciones que ilustran con matices la trayectoria de ese Mikel, más trasceiridente por lo que los demás le hacen que por su propia conducta, es uno de los elementos positivos de la película. Uribe controla todos sus aspectos con rigor, y, en ese sentido, no cabe más que el elogio cuando debe hablarse de su empleo de la dirección de actores. En ningún otro filme Imanol Arias ha utilizado tantos matices ni se ha entregado a su personaje con idéntica sinceridad. Imposible no citar al travestido Fama, que interpreta un personaje lleno de calor, y a Montserrat Salvador, dura, seca, intransigente y cruel, infeliz en su papel de madre, dispuesta a que la vida de los demás sea exactamente lo que ella desea.

Esta nueva película de Uribe, que se exhibirá en sesión extraordinaria en el festival de Berlín que ayer comenzó, es una nueva prueba de que estamos ante un director solvente que mucho tiene que decir de todos nosotros, aunque especialmente le preocupen los adjetivos propios de su tierra natal.

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