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'Las mujeres de Greenham Common', candidatas para el Premio Nobel de la Paz

Soledad Gallego-Díaz

Una de las organizaciones pacifistas más prestigiosas y famosas de Suecia ha propuesto a las mujeres de Greenham Common para el Premio Nobel de la Paz 1984. La prensa británica no se ha hecho eco prácticamente de la noticia y los pocos que lo han sabido se han quedado sorprendidos. Durante casi dos años la mayor parte de los medios de comunicación británicos han presentando a las mujeres de Greenham Common como un grupo de histéricas lesbianas y en el mejor de los casos ignorantes e ingenuas mujeres que se divierten más viviendo en tiendas de campaña que en sus propias casas. Sólo ahora, cuando su fama ha traspasado las fronteras del Reino Unido, los británicos empiezan a admirar un movimiento que es único en Europa y que ha demostrado su fortaleza y su capacidad de influencia pese a todos los ataques.

Todo comenzó a principios del otoño de 1981, cuando se hizo público el futuro emplazamiento de los misiles de erucero norteamericanos que Gran Bretaña había aceptado instalar en su suelo. El lugar elegido era la base aérea en Greenham Common, a unos 50 kilómetros al oeste de Londres. Un pequeño grupo de mujeres acudió a la puerta de la base para expresar su protesta. Poco a poco llegaron más y nació un auténtico campamento."La vida en Greenham Common es muy difícil", explica Kim Besly, que a sus 60 años se ha convertido en una activa miembro del grupo. "Los soldados y policías intentan provocarnos continuamente, nos insultan y amenazan y además tenemos que contar también con la hostilidad de los habitantes del pueblo más cercano, Newbury". Entre 1981 y 1984 más de 1.000 mujeres, han pasado por los calabozos del juzgado local, arrestadas por alteración del orden público. "Nosotras quisiéramos que las mujeres detenidas comparezcan ante un jurado, pero siempre se las han arreglado para que decidiera simplemente el juez". Según la legislación británica, sólo se tiene derecho, a jurado cuando los daños causados son superiores a 200 libras esterlinas.

"No siempre estamos las mismas", añade Besly. "Es muy difícil soportar el frío, la incomodidad y el permanente hostigamiento. Actualmente se puede decir que están vinculadas al movimiento, de una u otra forma, unas 160.000 mujeres de todas partes del Reino Unido". En diciembre de 1982 las mujeres consiguieron abrazar todo el perímetro de la base, 30.000 personas cogidas de la mano. La opinión pública comenzó a preguntarse si el grupo de Greenham Common no sería algo más serio de lo que habían pretendido los medios de comunicación populares.

"Nos critican, sobre todo, porque somos solamente mujeres", prosigue Kim. "Pero la verdad es que queremos mantener el carácter absolutamente pacífico del movimiento. Los hombres pueden venir, y vienen, pero no pueden quedarse permanentemente porque son más violentos y no soportarían sin defenderse con la fuerza las agresiones que soportamos nosotras".

Besly cuenta que alguna de las integrantes del grupo han sufrido incluso rotura de brazos y que las amenazas de violación son moneda corriente. "¿Presentar denuncias judiciales contra los policías y soldados que nos amenazan? Necesitaríamos dinero y además distraeríamos la atención del punto principal: la protesta por la paz". Sin embargo, algún diputado laborista ha planteado ya preguntas en el Parlamento sobre los malos tratos de palabra y obra que reciben. Las mujeres de Greenham Common no tienen prácticamente organización. "No sé cómo podemos funcionar, pero lo cierto es que el movimiento funciona. Sinceramente, es algo extraordinario".

Kim Besly no cree que haya planes para el futuro. Los misiles llegaron ya a la base, pero las mujeres no se han ido. "No sé si terminaremos convirtiéndonos en un movimiento más extenso. Nuestra capacidad de influencia es ya muy importante, porque las mujeres que vienen y después vuelven a sus pueblos o ciudades transmiten lo que han visto. Ayudamos a que se polarice la atención sobre la escalada nuclear y a que desaparezca la impresión de que es imposible hacer nada para evitar la guerra. Hay que hacer algo. Se puede hacer algo".

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Pese a la gran campaña en su contra, las mujeres de Greenham Common han logrado que su mensaje llegara a amplias capas de la sociedad. Una encuesta publicada a finales del año pasado mostraba que el 70% de los británicos sabían qué era el grupo, y un sector minoritario, pero significativo, reconocía que había tomado conciencia del problema nuclear a través, precisamente, de Greenham Common.

La mayoría de las componentes del grupo tienen entre 20 y 40 años y un nivel de educación superior, pero hay también un número considerable de mujeres que superan la cincuentena.

Greenham Common es un caso único en Europa. El campamento ha resistido dos años y medio sin desfallecer y ha traspasado las fronteras.

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