_
_
_
_
_

La OTAN carece de directrices políticas para la utilización de las nuevas armas nucleares

Andrés Ortega

"Nada es más difícil, y por lo tanto más precioso, que el ser capaz de decidir". La máxima de Napoleón Bonaparte vuelve a cobrar valor ante la llegada de los euromisiles norteamericanos a Europa y la confusión que significa el proceso de la toma de una eventual decisión de la OTAN de utilizar armas nucleares.

Más información
Llegan a Italia los primeros misiles de crucero

Los países de la OTAN no han logrado nunca ponerse realmente de acuerdo sobre unas líneas maestras políticas para el uso de las armas nucleares, más allá de que un primer disparo de advertencia con estas armas no logrará convencer al adversario de que interrumpa las hostilidades. Además, la consulta de EE UU a los aliados se llevaría a cabo si "el tiempo y las circunstancias lo permiten", como rezan parte de los llamados Principios de Atenas, que acordó la OTAN en 1962. El ya viejo problema de la llamada doble llave se planteó en los años cincuenta con la llegada de los misiles Thor y Júpiter a Europa. Las cabezas nucleares quedaban en manos estadounidenses, y los misiles en sí, en las de los europeos. El coste económico se repartía a medias.

Acuerdos especiales

Cuando se debatió en la OTAN la cuestión de los euromisiles, antes de la doble decisión de diciembre de 1979, EE UU ofreció este sistema a los europeos. Pero los aliados implicados tendrían que pagar un millón de dólares (155 millones de pesetas) por cada misil, más el coste de mantenimiento. Fue rechazado por este motivo y porque el entonces canciller alemán, Helmut Schmidt, se negó a que la República Federal de Alemania tuviera un dedo sobre el botón de los Pershing 2 y de los misiles de crucero, para evitar provocar a Moscú, aunque esto ocurre de hecho con los Pershing 1. Además, los europeos insistieron en ¡que estos euromisiles tenían que ser claramente norteamericanos, destinados a reforzar el eslabón dudoso de la disuasión nuclear norteamericana en Europa.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Los Principios de Atenas estipulan que habrá consultas entre EE UU y el Gobierno donde están emplazadas las armas nucleares en cuestión "si el tiempo y las circunstancias lo permiten". Ése es el problema. Puede no haber tiempo, con lo cual se echaría mano de los planes nucleares ya existentes en la OTAN, eso sí, elaborados en colaboración con los aliados. Otros países, como el Reino Unido, tienen acuerdos especiales con EE UU. Londres ha sugerido que la doble llave existe de hecho para los nuevos misiles de crucero, pues para su disparo han de ser desplegados fuera de las bases, por lo que los países donde se encuentran pueden ejercer cierto control sobre su desplazamiento.

La doctrina oficial de la OTAN está recogida en el llamado documento MC/14, de 1968, que cubre la disuasión nuclear, la defensa adelantada y la respuesta flexible, principios repetidamente reafirmados y que engloban la triple función de la defensa directa, la escalada deliberada y la respuesta nuclear general. El uso de las armas nucleares está definido en los citados Principios de Atenas, las líneas maestras sobre la consulta de 1969, las del uso táctico de 1970 y otros documentos no públicos.

Por este sistema, para las armas tácticas desplegadas mediante el sistema de cooperación, el presidente de EE UU, a petición del Saceur (comandante supremo aliado para Europa, en estos momentos el general Bernard Rogers), ha de decidir liberar las cabezas nucleares por paquetes, que quedarían bajo la autoridad del comandante del cuerpo de ejercito. No se prevé delegar por debajo del nivel de mando de una división. Los paquetes, según diversas fuentes, se componen de entre 100 y 200 cabezas nucleares. Naturalmente, en el caso de los euromisiles, éstos están en la cadena de mandos del Ejército norteamericano en Europa, cuyo jefe supremo es también el Saceur.

Disparo de advertencia

El uso demostrativo entró en la doctrina de la OTAN en 1968. Fue reafirmado en 1981. El Grupo de Planes Nucleares estimó en 1969 que este disparo inicial de advertencia tendría una carga nuclear de baja potencia y que el sistema enemigo de mando, control y comunicaciones sería evitado deliberadamente para permitir que el enemigo pudiera controlar sus propias fuerzas.

Sin embargo, a pesar de todo, fuentes especializadas en la OTAN piensan que para detener una invasión se utilizarían casi todas las armas nucleares tácticas disponibles a la vez.

En cuanto a los Pershing 2, en febrero de 1979, antes de la doble decisión de la OTAN, el entonces subsecretario de Estado norteamericano para el Ejército, Clifford Alexander, testificó que entre los objetivos potenciales se enocontraban "instalaciones de misiles protegidas o no, pistas de aterrizaje, bases navales, depósitos de armas químicas y biológicas, centros de control y mando, cuarteles generales" y otros puntos. Alexander afirmó tambien que "el Pershing 2 es especialmente eficaz contra objetivos protegidos y objetivos subterráneos por su gran precisión y la capacidad única de que dispone su cabeza para penetrar en tierra. Hasta ahora, esta función sólo podían ejercerla los Minuteman y los próximos MX, misiles, intercontinentales norteamericanos que tienen otras prioridades y cuyo uso implicaría (firectamente al territorio de EE, UU.

Los planes operativos -ya no con criterios políticos, sino militares- para el uso de armas nucleares son formulados por la rama de actividades nucleares del SHAPE (Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa), en estrecha conjunción con EE UU.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_