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El historiador Claudio Sánchez Albornoz se recupera con buen humor

El historiador español Claudio Sánchez Albornoz, de 90 años de edad, se levanta ya de la cama desde hace unos días e incluso ha cantado zarzuelas a coro con el director del Hospital Español de Buenos Aires, Francisco Egozcue. Ambos detalles son el síntoma más evidente de la mejoría y el buen humor del ilustre historiador, que se encuentra internado desde el pasado día 21 de junio a consecuencia de una bronquitis y principio de neumonía.Como habitualmente ocurre desde su internamiento, el director del Hospital Español, un navarro apasionado por las zarzuelas y que lleva 48 años al frente de la institución, acude a ver a don Claudio y rememoran juntos pasajes de conocidos títulos. Sánchez Albornoz y Egozcue, ante la presencia de Efe, cantaron estrofas aisladas de La verbena de la Paloma, Marina y Los sobrinos del capitán Grant, entre otras.

Con una sonrisa abierta y su humor a cuestas, compañero de siempre de don Claudio, el historiador le comentó a efe: "Diga que Sánchez Albornoz sabe más de zarzuelas que de historia de España". Médico y paciente prosiguieron con sus cantos, y al rato, en otro pincelazo humorístico, don Claudio reseña al periodista: "Dígale también a España que este señor (refiriéndose al doctor) sabe más de zarzuelas que de medicina". En opinión de los médicos, aún falta bastante para que el historiador regrese a su casa de la calle de Anchorena y continúe su vida normal, algo que recuerda casi constantemente, porque "tengo algunos artículos que escribir".

El lunes, el paciente se levantó de la cama para almorzar y dar algunos paseos por la habitación, bajo la atenta mirada de su hija Concepción y de su ama de llaves, Adoración. Al referirse a ambas, Sánchez Albornoz bromea con que no le dejan en paz porque, dice, "me obligan a tomar todas esas marranadas", en alusión al cúmulo de medicinas que le recetaron los médicos.

Antes de iniciar el paseo, don Claudio cuenta que le vienen a ver muchas mujeres, alumnas en su mayor parte, que "me dan un beso aquí y otro aquí", señalando con coquetería ambas mejillas. En la conversación sale a relucir el vocabulario que normalmente emplea el anciano escritor: "Una vez", dice, "me vino a ver un periodista y contó que yo era mal hablado; la gente cree que yo presumo de ser así, pero la verdad es que yo soy así desde que nací". Luego medita un rato y dice: "Creo que habrán de nombrarme gran proveedor mayor de palabrotas de España".

Durante la conversación con el historiador surgen algunos aspectos profesionales y, no sin orgullo, comenta que "hace dos días recibí la carta de París en la que me dicen que acaba de terminarse la traducción al francés de mi obra La España musulmana, y pronto se va a traducir al árabe". Sobre esa obra y esa traducción revela que "en cuanto salga de aquí les enviaré algunos textos para añadir a la edición francesa de ese título".

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