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Fallece Ross Macdonald, autor de novelas policiacas

Ross Macdonald, que en sus novelas de misterio popularizó al detective Lew Archer, ha fallecido a causa de una enfermedad cerebral, informó ayer su casa editorial. El escritor, cuyo verdadero nombre era Kenneth Millar, contaba 67 años y había recibido diversos premios literarios. También fue, durante un tiempo, presidente del Club de Escritores de Misterio norteamericano.

Su personaje más famoso, el detective Lew Archer, es el típico personaje de novela negra norteamericana que desarrolla su trabajo en ciudades californianas y que, una vez finalizada su misión de quijotesco detective psicoanalista, deja libre el campo sin haber cobrado más que una mínima parte de sus honorario.Su carrera literaria se inició con El túnel oscuro, en 1944. A éste título le siguió El asunto Fergussom así como El blanco móvil, Harper, detective privado, Con el agua al cuello y El estanque inundado, cuatro novelas que serían trasladadas al cine y protagonizadas por por Paul Newman.

Ross Macdonald nació cerca de San Francisco (Estados Unidos) en el año 1915. Se graduó en Michigan con el Master de Filosofia. En 1938 se casó con otra también famosa autora de novelas del mismo género: Margaret Millar, autora, entre otras, de una de lars mejores novelas de intriga, titulada Más allá hay monstruos. Durante los últimos años vivió en Santa Bárbara, escenario de varias de sus más famosas novelas, entre ellas Costa Bárbara y La mirada del adiós.

Todas sus novelas tienen la misma estructura, son muy parecidas entre sí. El punto de arranque de sus obras es similar. Alguien encarga a Archer que se ocupe de buscar a alguien o algo que ha desaparecido o, en las mejores narraciones, como La bella durmiente, Archer se Siente atraído por una persona, en este caso por una bellajoven que recoge en una playa un somorgujo manchado de petróleo para luego desaparecer.

Durante la conversación en que Archer entra en contacto con quien le encarga la búsqueda, o en el caso de La bella durmiente con la persona posteriormente desaparecida, su interlocutor habla de unas personas posiblemente relacionadas con el hecho ocurrido o por ocurrir. Y así empieza a desvelar unos hechos ocurridos con anterioridad. Siempre está empeñado en buscar los orígenes familiares de cada crimen, hallar incluso viejos crímenes que provocaron el actual. Todos los casos de Archer, todas las novelas de Macdonald -El caso Gaton, El hombre enterrado, El martillo azul, Escalofrío, entre otras-, son historias sobre el tiempo.

En cada una de ellas perfecciona su mecanismo, concentra su acción, sintetiza su duración temporal y profundiza en su intriga. Y sus finales no sólo suponen el descubrimiento del asesino, los móviles que le han guiado y la forma en que ha realizado sus acciones, sino también el simple conocimiento y difusión de la verdad. Esto hace que no se hable del castigo de lo culpables, aunque tampoco se especula sobre el futuro de los personajes, que ahora conocen su situación, pero que no están curados, en cuanto la curación no existe.

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