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Pertini condena la actuación de los dirigentes socialistas detenidos por corrupción en Liguria

El escándalo que llevó a la cárcel ayer a importantes personalidades del Partido Socialista Italiano (PSI) en la región de Liguria ha provocado una dura reacción condenatoria por parte del presidente de la República, Sandro Pertini, también socialista. La rápida y contundente respuesta del jefe del Estado ha causado estupefacción en la opinión y en los círculos políticos, especialmente porque se produce en plena campaña electoral. El secretario general del PSI, Bettino Craxi, calificó ayer, en una conferencia de prensa celebrada en Roma, como "vulgar instrumentalización electoralista" la detención de los dirigentes socialistas ligures.

El escándalo ha servido para agitar el panorama político de Italia a falta de 13 días para que los italianos acudan a las urnas, tras una campaña electoral rodeada de indiferencia por parte de los votantes. El hasta hace pocos días presidente de la región de Liguria, en el norte de Italia, y aspirante a diputado por el PSI en los comicios del 26 y 27 de junio, Alberto Teardo; su esposa, y otras siete personalidades socialistas ligures fueron detenidos por los carabinieri por orden de la magistratura de Savona bajo la acusación de corrupción y "asociación para delinquir de tipo mafioso".Los detenidos -dos de ellos, Teardo y Marcelo Borhi, figuran en las listas de la logia clandestina Propaganda 2 (P-2)- estaban vinculados a negocios urbanísticos e inmobiliarios sobre los que existen sospechas desde hace dos años. La rápida reacción del presidente socialista Pertini ha causado estupor en los medios políticos. Horas después de saltar a la luz pública el escándalo, la Jefatura del Estado emitió un comunicado en el que se afirmaba contundentemente que "el presidente de la República había cortado toda relación con la dirección socialista del PSI de Savona, negándose a recibir a sus representantes". Es más, según se supo ayer, cuando Pertini se trasladaba a Liguria, Teardo y sus colaboradores se esfumaban para evitar un posible y penoso encuentro.

Las dudas expresadas por el presidente de la República sobre la moralidad de estas personas -una de ellas, Marcello Borghi, trabajó con él en la secretaría de la Jefatura del Estado hasta que se descubrió su pertenencia a la P-2 y fue inmediatamente relevado del cargo- dejan en difícil postura al PSI y con una defensa menos firme tras la intervención de Pertini.

Posición aún más difícil después de que a comienzos del presente año acabasen en la prisión dirigentes del PSI de la ciudad de Turín, también acusados de corrupción. Una situación que hace frotarse las manos al partido de la mayoría relativa, la Democracia Cristiana, que aprovecha estas circunstancias para decir que no es el único partido que tiene las manos sucias.

Por estos motivos había ayer expectación ante la conferencia de prensa de Bettino Craxi. Convocada antes de que se conociesen los sucesos de Savona con el fin de exponer la alternativa del PSI ante las elecciones, la atención de los más de 100 periodistas presentes estaba centrada en el escándalo ligur. Calificó de aberrante la acción de los jueces, pero se negó a entrar en polémica con el presidente Pertini.

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