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Muere el actor Walter Slezak, uno de los grandes secundarios

El actor norteamericano Walter Slezak se dio muerte a sí mismo el jueves pasado en Flower Hill, Nueva York, con un arma de fuego. Slezak, que contaba 80 años, había sido durante su dilatada carrera uno de los más solicitados actores secundarios del cine norteamericano, en sus eternas creaciones de gordo simpático, preferentemente amigo del protagonista, contrapunto cómico a algún galán de la época, y con una cierta tendencia a interpretar papeles de extranjero provisto de un cómico acento al hablar inglés.Esta última circunstancia podía apoyarse en dos características de su persona. La primera que era partidario del bigote y ya se sabe que en Hollywood, con la seductora excepción de Clark Gable, un bigote sólo sirve para interpretar a un villano o para hacer reir. La segunda característica era su origen centroeuropeo, lo que en el más clásico typecasting del cine norteamericano ya le convertía en una rareza digna de explotación.

Walter Slezak había nacido en Viena, hijo de un tenor de ópera checoslovaco, que había tenido algunos notables éxitos en el Metropolitan de Nueva York. Después de alguna breve actividad en el mundo de la banca, el joven Slezak debutó en producciones teatrales menores en Berlín, hasta que en 1930, con alguna anterioridad a la desbandada artística que produjo en Alemania la ascensión de Hitler al poder, el joven actor llegó a Estados Unidos para intervenir en algunas obras de Broadway.

Introducido en el cine tuvo sus éxitos más conocidos en Náufragos, de Alfred Hitchcock y El pirata, un magnífico Minnelli, donde interpretaba el papel del gobernador español de una colonia caribeña, permanentemente burlado por Gene Kelly en el papel del corsario del acoco, y en siempre inútil persecución de Judy Garland.

Más recientemente le vimos en el papel de mayordomo de Rock Hudson en Cuando llegue septiembre, con Gina Lollobrigida en deshabillé a destajo, y luego poca cosa más. Algunas apariciones seleccionadas en obras de teatro y televisión.

Walter Slezak fue un gordo del cine que no llegó a Wallace Beery como dramático. ni a Fatty Arbuckle como cómico, pero que supo pasear humilde y competentemente su bigote centroeuropeo del escenario a la pantalla.

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