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La ex colonia española, a punto de integrarse en la zona de influencia francesa /1

España y Francia pugnan por Guinea Ecuatorial

El porvenir de Guinea Ecuatorial, su inclusión en la zona de influencia francesa o el mantenirniento de sus actuales lazos privilegiados con su ex metrópoli, son objeto desde principios de año de una pugna -que está a punto de concluir- entre Francia y España. El presidente francés, François Mitterrand, efectuará una escala técnica en Malabo el próximo 22 de junio.

El régimen de Malabo pidió el pasado mes de diciembre en Yaundé su ingreso en la llamada zona franco -de predominante influencia económica y política francesa en África-, y el Gobierno francés ha empezado a dar esta semana los primeros pasos para facilitarle esta adhesión, presionado por sus dos ex colonias en la región, Camerún y, sobre todo, Gabón.Así han sido interpretados en Madrid el primer desplazamiento esta semana a Malabo de un destacado funcionario francés, miembro del consejo de administración del banco que rige dicha zona, y el anuncio de la escala técnica que efectuará en Malabo el 22 de junio el presidente galo, F. Mitterrand.

Un informe no secreto de la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial del Ministerio de Asuntos Exteriores, al que tuvo acceso EL PAÍS junto con un semanario de información general, afirma que "la decisión de la admisión de Guinea está virtualmente tomada" por Francia, mientras el semanario parisiense Le Point da por hecha la integración de la ex colonia española en la zona franco.

Estados Unidos, que, tras el golpe de Estado que en agosto de 1979 derrocó al presidente Macías Nguema, se mantuvo neutral en la contienda hispano-francesa con tal de que el control de Guinea Ecuatorial no revirtiese a la URSS -fuertemente implantada en aquel país durante la década de los setenta-, parece ahora inclinarse, según fuentes diplomáticas, por la opción francesa, por entender que ésta garantiza mejor que la española la permanencia de la antigua colonia en la órbita prooccidental.

Aunque no tiene todavía una política muy definida al respecto, el Gobierno socialista español está dispuesto a hacer un último esfuerzo para evitar que el único país de habla española en África negra se desfice hacia otra zona de influencia, según fuentes solventes de la Administración española.

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Respaldar al ekuele

En el primer encuentro entre la Administración socialista y las autoridades ecuatoguineanas, que tendrá lugar el próximo lunes en Madrid, España se mostrará dispuesta a incrementar fuertemente la cooperación con Guinea Ecuatorial. Concretamente, el Gobierno español tiene la intención de responder al ofrecimiento de ingreso en la zona franco proponiendo al régimen de Malabo respaldar su moneda, el ekuele, asegurando así su convertibilidad.

El informe de la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial preconizaba ya esta solución: "Debemos plantearnos el respaldo del ekuele. ( ... ) Si nos atenemos a las cifras reales, la balanza de pagos guineana arroja el último ejercicio. (1981) un saldo negativo de 15 millones de dólares (2.040 millones de pesetas), lo que quiere decir que, en el peor de los casos, y aun cuando no se obtuviera compensación alguna por el respaldo del ekuele -situación impensable-, España respondería únicamente por la cantidad antes mencionada, que por su pequeñez puede ser tan irrisoria para nosotros como Francia la considera para sí".

Pero la oferta española no se hará sin contrapartidas. Las autoridades socialistas dan por terminada la era del despilfarro en la cooperación con Guinea Ecuatorial y desean poner en pie un sistema de ayuda más coercitivo, "en el que los proyectos de desarrollo previstos sean efectivamente realizados, y no sustituidos por la apertura de cuentas corrientes en Suiza a nombre de los dirigentes ecuatoguineanos o la importación masiva de botellas de güisqui o de automóviles de lujo".

Como prueba de la nueva firmeza española, el Gobierno ha congelado de facto toda la cooperación con Guinea Ecuatorial, aunque los 350 cooperantes españoles allí destacados permanecen en el país y siluen cobrando sus sueldos, como los 600 soldados marroquíes que forman la guardia pretoriana de Teodoro Obiang, pagados por el Estado ecuatoguineano gracias al apoyo financiero español. El monto de la cooperación española durante el pasado año ascendió a unos 6.000 millones de pesetas.

La racionalización de las prestaciones de España a su ex colonia exige, según opinan fuentes allegadas al palacio de la Moncloa, que éstas sean canalizadas, por parte española, por un solo organismo, para que cesen así las actuales incoherencias que conlleva la actuación en orden disperso, lo que ha permitido en el pasado a los dirigentes ecuatoguineanos negociar paralelamente con varios ministerios.

Aunque nunca fue definido con excesiva claridad, el proyecto de desarrollo español para Guinea Ecuatorial consistía en tratar de hacer de aquel país -que cuenta con un elevado número de cuadros bien preparados, pero exiliados- el único puerto franco y una importante plaza financiera de África occidental, algo parecido al Líbano de los años sesenta o al actual Bahrein en el golfo Pérsico.

Hoy, sábado, llega a Madrid una nutrida delegación ecuatoguineana, presidida por el segundo vicepresidente, capitán Cristino Seriche Bioko -miembro de la etnia marginada bubi-, pero de la que formarán parte algunos dirigentes de peso, todos ellos pertenecientes a la etnia fang y vinculados al llamado clan de Mongomo, que encabezó el fallecido presidente Macías Nguema y que sigue monopolizando el poder. El lunes tendrán su primer contacto con la Administración socialista.

Si los responsables ecuatoguineanos no dan, en estas y otras próximas conversaciones, muestras de su buena voluntad para cambiar el contenido de su cooperación con España, la Administración española considera inevitable la paulatina absorción de Guinea Ecuatorial por el África francófona, lo que para algunos especialistas equivale a dar el primer paso hacía su desmembramiento y reparto entre dos países que siempre han formulado reivindicaciones territoriales sobre la ex colonia española: Camerún y Gabón.

Gabón ya se anexionó en 1973 tres pequeños islotes guineanos situados cerca de su costa -Cocoteros, Conga y Embañe-, para poder así ampliar sus aguas territoriales y disponer de más petróleo, en el caso de que se llegase a encontrar en el golfo de Guinea.

Macías interpuso entonces un litigio contra Gabón, pero, poco después del golpe de Estado que acabó con su dictadura, el Gobierno gabonés dio a entender en varios foros internacionales que disponía de un documento de su sucesor, Obiang, en el que éste reconocía la soberanía gabonesa sobre los islotes. El nuevo presidente ecuatoguineano no ha negado en privado haber firmado tal papel, pero afirma que le fue arrancado con métodos dudosos.

El presidente gabonés, Omar Bongo, es ahora el más entusiasta partidario de la integración de Guinea Ecuatorial en la zona de influencia francesa, y fueron sus insistentes presiones las que condujeron a la cumbre de los jefes de Estado de la Unión Aduanera y Económica de África Central (UDEAC), celebrada en la capital de Camerún y a la que asistió Teodoro Obiang, a aprobar, el 18 de diciembre del año pasado, el principio de adhesión de Malabo a todos los organismos de la UDEAC.

La principal institución de la mencionada organización, integrada por cuatro ex colonias francesas (Gabón, Camerún, Congo y República Centroafricana) es el Banco de los Estados de África Central (BEAC), que rige la zona francesa, controlando la emisión de moneda, el endeudamiento y el comercio exterior de los países miembros.

"La entrada de un país en el BEAC, y, por tanto, en la zona franco," señala el informe de la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial, "significa el soldamiento de la moneda al franco francés y la dependencia financiera y económica del país con relación a Francia, con exclusión de otra autoridad externa a la zona".

Paul Biya, el nuevo presidente de Camerún, el otro país francófono fronterizo con Guinea Ecuatorial, es también moderadamente favorable a atraer a la ex colonia española hacia la órbita francófona, para acabar con un foco de inestabilidad en su frontera meridional y poder así dedicarse de lleno a resolver los problemas de su frontera septentrional con Chad y combatir tendencias secesionistas.

Poco después de la reunión de Yaundé, los ministros africanos de Finanzas discutieron el tema en París con Jacques Delors, el titular francés de Economía y Hacienda, y la semana pasada viajó a Malabo, Jean Paul Cluzel, consejero financiero para África, censor y miembro del consejo de administración de la BEAC, para evaluar el coste de la eventual integración de Guinea Ecuatorial en la zona franco.

Con anterioridad, el presidente Obiang y el vicepresidente Seriche Bioko aconsejaron a la población guineana, en sendos discursos pronunciados en febrero en Malabo y Luba, que aprendiese francés.

Reunión negociadora

La BEAC y las autoridades ecuatoguineanas celebrarán una primera ronda de negociaciones sobre el ingreso de Guinea Ecuatorial el próximo 10 de mayo, y el presidente Mitterrand dará, probablemente, un nuevo impulso al proceso de adhesión cuando, durante su gira africana de junio, haga una breve escala en Malabo.

"Francia", explicó a EL PAÍS el embajador galo en Madrid, Pierre Guidoni, "no tiene ningún interés especial en permitir la adhesión de Guinea Ecuatorial a la zona franco excepto el de satisfacer los deseos de sus aliados en aquella región africana".

"Pero", añade, "no quiere, bajo ningún pretexto, que el acercamiento del régimen de Malabo al area francófona constituya una fuente de conflictos suplementaria con España, y está, por lo tanto, dispuesta a coordinar su actuación con la ex metrópoli y a intentar, si ésta lo desea, frenar el proceso de incorporación".

"Somos conscientes", prosigue Guidoni, "de que, al margen de su limitada importancia económica, Guinea Ecuatorial tiene para España un valor simbólico y afectivo, por tratarse del único territorio del África negra que colonizó y donde, de algún modo, sigue presente".

Otras fuentes francesas autorizadas afirmaron que Frangois Mitterrand había sido invitado por el presidente Obiang a efectuar un viaje oficial a Guinea Ecuatorial y no sólo una escala técnica, pero que, para no herir la susceptibilidad española, el Elíseo optó por esta última fórmula.

Las mismas fuentes recalcan que en el caso de que Guinea Ecuatorial persistiese en su deseo de entrar en la BEAC, se podría buscar un estatuto de asociación de España al banco, para que el Estado español siguiese manteniendo algún tipo de relación privilegiada con su ex colonia. "Francía", añaden, "se encuentra atrapada entre dos fuegos, el español y el de sus ex colonias y tratará de encontrar una fórmula que satisfazga a ambas".

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