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Los aliados de EE UU desean un desbloqueo de las negociaciones sobre desarme

Soledad Gallego-Díaz

El vicepresidente norteamericano, George Bush, regresará a Washington, después de once días de discusiones y entrevistas con los líderes de los países aliados europeos, con un mensaje para el presidente Reagan: las negociaciones de Ginebra deben ser desbloqueadas y debe avanzarse en el camino de la reducción, aunque ello suponga abandonar la postura de la opción cero, es decir supresión absoluta de las armas nucleares de alcance intermedio instaladas en Europa occidental y en la URSS.El vicepresidente de Estados Unidos llegó ayer a Londres, en la etapa final de su gira por siete países europeos para explicar la voluntad negociadora y los planes de defensa de Ronald Reagan. Bush se entrevistó inmediatamente con la primera ministra, Margaret Thatcher, firme defensora del despliegue de los "euromisiles" si no prosperan las negociaciones con la Unión Soviética, y con el jefe de la oposición laborista, Michael Foot, partidario, por el contrario, de un desarme unilateral.

La visita de Bush a Gran Bretaña, que se prolongará hasta hoy jueves, se produce 24 horas antes de que el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra se pronuncie sobre la política nuclear del Gobierno.

Bush, que hizo en Londres un resumen de la gira, durante la conferencia que pronunció en el Real Instituto de Estudios Políticos, se declaró optimista: "Lo que nos une es todavía más duradero que lo que nos puede dividir". El vicepresidente norteamericano calificó de "exagerados" los comentarios sobre la muerte de la Alianza Atlántica y afirmó que 1983 debe ser contemplado por Europa como un año "de esperanza" y "una gran oportunidad" porque se divisa el fin de la crisis económica y porque lo que se decida sobre armamento nuclear puede suponer una "garantía de paz" para el futuro.

"Si nos mantenemos firmes en nuestra resolución -explicó- podemos tener éxito y disminuir al mismo tiempo el número de misiles y la tensión nuclear en Europa". George Bush, que ha desarrollado una intensa campaña de "relaciones públicas" a lo largo de once días, explicando una y otra vez los propósitos negociadores del presidente Reagan, aludió claramente a una "reducción" de armas nucleares intermedias y no sólo a la famosa opción cero, preconizada por Washington.

Norteamerica -añadió- está dispuesta a explorar cualquier oferta razonable de la Unión Soviética que se base sobre estos tres supuestos: reducción al nivel más bajo posible, equilibrio entre fuerzas nucleares norteamericanas y soviéticas (sin contar con la fuerza nuclear francesa y británica) y posibilidad de efectuar una verificación real de los acuerdos.

Gran Bretaña será el primer país aliado en recibir los nuevos misiles de crucero -los 16 primeros llegarán en septiembre y seran operacionales en diciembre- si las negociaciones con la URSS no tienen éxito. Algunos comentaristas británicos han sugerido que uno de los objetivos de las conversaciones con Margaret Thatcher era lograr una aceleración de estos planes, de forma que los primeros misiles sean instalados en el otoño, pero medios próximos a Downing Street aseguraron que no existía ninguna petición de este tipo. Recientes sondeos en la opinión pública británica señalan que entre el 54% y el 61% de los habitantes del Reino Unido es contrario al despliegue de los euromisiles en su país, si bien dos de cada tres son también contrarios al desarme unilateral. Bush fue recibido a la entrada del Real Instituto de Estudios Políticos por un grupo de unas mil personas que gritaban "Bush fuera" y ondeaban símbolos pacifistas.

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