Juan Goytisolo: "'Paisajes después de la batalla' es mi primera novela de humor"
Hoy presenta en Madrid su último libro
Paisajes después de la batalla es, según Juan Goytisolo, "quizá una seudoautobiografía grotesca". Al menos, ese era desde el principio el propósito de un libro que intentaba, dice, "ponerme en tela de juicio a mí, al personaje, al lector". El resultado es la "primera novela de humor que escribo", dice el novelista, "un reflejo de la espantosa comicidad del género humano". Una novela extraña publicada por Montesinos, que esta tarde presentarán los novelistas Guillermo Cabrera Infante y Jorge Semprún en el Club Internacional de Prensa (Pinar, 5; Madrid), y de la que esta misma mañana leerá su autor unos fragmentos en la Universidad Complutense. El libro fue presentado la pasada semana en Barcelona.
El personaje, el amanuense, "es un alter ego, que vive en barrio, y a lo mejor en mi casa. De hecho, el juego del libro está en la confusión entre el protagonista y el autor. No se sabe a quién pertenecen esas fantasías eróticas, o la obsesión por los grupos armados, consecuencia de una pasada y obsesiva militancia política. De hecho, este personaje, el amanuense, es un grafómano que ha enviado una serie de escritos, fantasías científicas, que efectivamente han sido publicadas con la firma de Juan Goytisolo en EL PAIS, o una serie de cartas obscenas a los modelos infantiles del autor de Alicia en el País de las Maravillas que aparecieron en Liberation".
El París tercermundista
Como además es un paseante, esta novela de estructura fragmentaria se convierte también "en una teoría de la ciudad. El París que este personaje recorre se contrapone al París literario de la Generación Perdida o de los Latinoamericanos, que se quedan siempre en la Rive Gauche. Aquí se trata del París meteco, plurirracial, del Sentier, que es un barrio de comerciantes mayoristas judíos en el que se han instalado colonias de diversos orígenes, árabes, turcos, libaneses, bangladeshianos... Es la medina tercermundista frente al París planificado y racional".La edición cuidadísima ha vestido las solapas de Paisajes después de la batalla con el plano del barrio parisiense del que el personaje no se mueve. "Apenas hace una salida hasta la plaza de I'Etoile, pero no cruza el Sena: se mantiene en la rive droite". También la edición hace notar la estructura en fragmentos de esta novela, estructura que permite, según Juan Goytisolo, "las distintas perspectivas, las distintas personas verbales con que se presenta al personaje, a los personajes".
En realidad, esa confusión "que se resuelve casi al final del libro, en la página 182", muestra un personaje -ficticio- dominado por la dispersión, si es que la dispersión puede dominar, en el que todas esas facetas obsesivas -la sexualidad, la política- "van cada una por su lado". Lo nuevo en Goytisolo es, dice él mismo, "que no me lo he tomado por lo trágico, sino por lo cómico".
Y es que, dice Goytisolo, "con los años me he vuelto más escéptico y sin duda mucho más irónico. Así que veo un poco en broma las ideologías, los discursos de todo tipo con que nos bombardean los medios de comunicación, y, también y sobre todo, el propio pasado político". El libro tiene un lado de confesión, dicho sea en sentido casi sacramental, pese a lo cual Juan Goytisolo confiesa: "Me he divertido realmente escribiéndolo. Me he divertido hasta el punto de enviar esos artículos de casi ciencia-ficción a EL PAIS porque en la novela el personaje lo hace y recibe los comentarios de la gente, concretamente de su mujer, invisible, que vive enfrente y con la que se comunica mediante mensajes...". Hay muchas cosas en el personaje que son Goytisolo, pero hay una que no: su mujer. "No, no es. En un momento dado sí aparece mi verdadera mujer. No somos el mismo. Esta es una obra de ficción, no una autobiografía".
La escritura, que para algunos es más comunicativa o más fácil que en otras novelas suyas, es la que exigía el tema. "Nunca he sido deliberadamente complicado, por gusto, ni he hecho aquí un mayor esfuerzo para ser entendido. Es el tema el que me ha impuesto la escritura". Lo mismo que el resto de sus novelas que Goytisolo juzga duramente: "Novelas como Don Julián y Makbara no podían ser escritas de una manera tradicional. Yo creo que de todas la más bella y la menos entendida es Makbara, y, salvo en el caso de Señas de identidad, en todas las demás he dicho lo que quería decir".
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