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Reportaje:

Arthur C. Clarke sugiere en la continuación de '2001' que hay vida por debajo de la superficie de Europa

Andrés Ortega

Catorce años después -nueve en la ficción-, el escritor Arthur C. Clarke acaba de publicar la continuación de su aventura 2001: odisea dos. En esta parte se describe una misión en la que intervienen soviéticos y norteamericanos para rescatar la nave Discovery. Piensa que el libro ha sido posible gracias a los últimos descubrimientos, especialmente el viaje de los Voyager a Júpiter. Han observado que hay hielo sobre la superficie de Europa, y para el escritor esto posibilita un océano y vida por debajo.

En 1968 -era el año 2001-, Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick abandonaron la nave Discovery cerca de Júpiter con su computadora psicópata Hal, desconectada. Su único superviviente, el astronauta David Bowman, tras entrar por la "puerta de las estrellas" se había convertido en un semidiós. ¿Una segunda parte? Imposible, había pensado Clarke. Catorce años después -nueve en la ficción científica del escritor británico-, Clarke nos brinda la continuación de su aventura.2001: odisea dos, publicada hace una semana en Londres por Granada, trae respuestas a preguntas tan sólo vislumbradas. ¿Profeta? No, respondió Clarke en una breve conversación con este corresponsal extrapolador. A bordo de la nave Leonov, una misión de soviéticos y norteamericanos va a rescatar a Discovery para intentar desvelar el misterio del monolito cuadrangular que, al ser desenterrado en la Luna, había emitido una enigmática señal hacia Júpiter, donde un objeto similar se encontraba en órbita. Los chinos intentan desesperadamente llegar antes, pero fallecen en su empeño al aterrizar en Europa, una de las lunas de Júpiter. Su último mensaje: "Hay vida", bajo las capas de hielo del pequeño satélite.

Bowman se había convertido en un embrión de Dios, algo así como un campo de energía organizada, inteligente. "La idea estaba en el primer libro, pero no quedaba clara en la película. Ahora sí, en esta segunda parte", confiesa Clarke, que publicará en primavera una nueva edición de su 2001, una odisea en el espacio con un prefacio de enlace entre los dos libros.

Bowman es tan sólo un instrumento en el gran experimento que controlan los dioses que le dominan. A pesar de su inmaterialidad, Bowman no puede olvidar antiguos recuerdos sexuales, y así, cuando viaja a la Tierra y hace explosionar una bomba atómica que se encontraba en órbita, consigue comunicarse a través del televisor con un amor del pasado.

La primera labor de los científicos a bordo de Leonov -entre ellos, Heywood Floyd, el hombre que había descubierto el monolito lunar- es la de despertar o resucitar a Hal. Es un penoso proceso en el que la computadora vuelve a recuperar su personalidad, primero de niño con lesiones cerebrales, luego de adolescente asombrado, y finalmente de adulto condescendiente. Como si hubiese sufrido un derrame cerebral, Hal no llega a recuperar por completo el uso de la voz, pero sí llegará a escribir en sus pantallas "Tengo miedo".

Una esquizofrenia explicada

La razón de su anterior esquizofrenia queda explicada, aunque al despertar estos acontecimientos han quedado borrados de su memoria. Hal había sido programada para operar la primera misión sin ayuda humana en caso de necesidad. No podía permitir que sus objetivos últimos fueran revelados a la tripulación que la acompañaba. Ante el dilema de la misión o la vida de los astronautas, Hal había desarrollado una paranoia contra la que colaboraban desde la Tierra. Y en Leonov se duda si su recuperación ha sido completa.El monolito sigue impenetrable y misterioso. Un buen día desaparece. Poco antes, Bowman se semimaterializa en la nave espacial aunque de sus anteriores formas humana y personales sólo se reconocen bien los ojos; esas ventanas del alma. Tiene un mensaje para Floyd: Leonov ha de zarpar antes de que ocurra un desastre. Bowman no puede revelar a los seres humanos que están siendo manipulados, que, según las inteligencias superiores, "eso arruinaría todo el experimento".

¿De qué desastre se trata? Desde Leonov, la tripulación descubre a donde ha ido a parar el monolito. Ha caído en Júpiter, donde comienza a multiplicarse para provocar la mutación del planeta, transformándolo en un sol. Una inmensa obra de ingeniería astronómica. El monolito no es sino lo que se viene a llamar una "máquina de Von Neuman", pensada como "sistema automáticamente exponenciador para minería extraterrestre". La idea es bien sencila. En vez de fabricar millones de máquinas para una operación de esta envergadura, se construye una sola que pueda duplicarse con las materias primas que encuentra en su entorno.

El nuevo sol, Lucifer, va a calentar la luna, Europa, "y porque en toda la galaxia no habían encontrado nada más precioso que la mente, los dioses fomentaron su aurora por doquier, se convirtieron en granjeros en el campo de las estrellas". Y así comenzó una nueva vida inteligente en Europa, como había ocurrido en la Tierra a la que los dioses habían llegado muertos los dinosaurios.

Estos dioses, explica Clarke, eran seres que "primero desplazaron sus cerebros y sus pensamientos a hogares de metal y plástico; no construyeron ya naves espaciales, eran naves especiales. Luego aprendieron a almacenar el conocimiento en la estructura misma del espacio", y finalmente, se liberaron de la tiranía de la materia.

Es el año 2001. Los humanos ya están colonizando el sistema solar. En Europa, una nueva inteligencia se desarrolla lentamente, sin que los humanos puedan interferir ni acercarse al planeta. No hay contacto, y en Europa también hay un monolito. "Quizá sea posible que estas dos formas extrañas de consciencia no puedan coexistir. Si es así, entonces sólo una de ellas heredará el sistema solar. Cuál de las dos es algo que ni siquiera saben los dioses aún".

Arthur Clarke piensa que la segunda parte de su odisea ha sido posible gracias a los últimos descubrimientos científicos, especialmente el viaje de los Voyager a Júpiter. Han observado que hay hielo sobre la superfice de Europa, y para Clarke esto posibilita un océano y vida por debajo.

¿Qué empujó a este científico por formación y escritor por profesión a concluir su odisea? "Hace tres años empecé, como un ejercicio puramente intelectual, a escribir un guión de unas diez páginas sobre lo que pensaba debería ser una continuación de la película. Era como un fantasma que me había estado persiguiendo".

Hay, sin embargo, una importante diferencia entre las dos partes de la odisea. La primera fue escrita y corregida al tiempo que Stanley Kubrick rodaba la famosa película. "Muchas veces tenía que escribir un capítulo después de haber visto la escena en la pantalla. La segunda novela ha sido más fácil, pues no he tenido este género de limitaciones", explica el autor.

Clarke fue a hablar con Kubrick la semana pasada, pero éste "nunca se repite, nunca hace dos veces lo mismo". El autor de ficción científica está pensando en Steven Spielberg, en Francis Copola o en algún director japonés para esta segunda parte, en la que ya no intervendrá directamente. "Pero Kubrick tendría el control. Nadie lo haría sin su permiso".

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