Una ciudad 'sin el temblor de la crisis del teatro'
"El amor es la razón más importante que explica el estreno de mi última obra en Bilbao", dice Antonio Gala a propósito de su Cementerio de los pájaros que, de la mano de Manuel Collado, conocerá esta noche su primer montaje escénico. La ciudad, que acogió con calor su Petra Regalada y La señorita del paraíso, entre los títulos de otros muchos autores, y que acaba de despedir la reposición de Anillos para una dama, interpretada nuevamente por Maria Asquerino, merece para el autor cordobés "el estreno absoluto de la obra, como gesto de correspondencia al amor que está demostrando por el teatro, según he podido comprobar en los últimos años"."Yo no he visto en Bilbao ese temblor, esa crisis por los que atraviesa el teatro en España", afirma Antonio Gala al tiempo que abriga la idea de que su obra encuentre en esta misma ciudad la receptividad de un público que "conoce el riesgo de la pasión por la libertad y su angustia ante ella".
El entusiasmo del público bilbaíno
Gala, presidente de la Asociación Internacional de Teatro, al que este año le ha tocado decir el pregón del correspondiente Día Mundial de la escena y que, según declaró, acaba de declinar la propuesta de un partido para su participación activa en la escena política, continúa sin embargo aferrado a su viejo manifiesto: el de "un intelectual que quiere tener las manos libres, que no quietas, y vivir libre como la cultura honda que crece y se alimenta del aire y el magma".
Antonio Gala ha sido, como. otras gentes de teatro, sujeto de ese singular fenómeno que se viene gestando en las últimas temporadas teatrales bilbaínas: una destacada participación de público, que viene acompañando los estrenos teatrales de las fiestas de la semana grande, y que llena los teatro bilbaínos. El boom despertado en torno a los escenarios, tras la experiencia iniciada en 1979, es un hecho que merece ser analizado más allá de la mera observación de los comportamientos del grueso del público.
Los estrenos de la 'semana grande'
Hay un público que demanda teatro durante toda la temporada y hay unas empresas que apostaron fuerte en una dinámica capaz de brindar espectáculos a la ciudad fuera de las fechas consagradas: grupos como Dagoll-Dagom, que ahora representa su Noche de San Juan en los mismos escenarios que han conocido el paso de La cuadra de Sevilla, Els Joglars, Carrusel de Cádiz y los vascos Akelarre y Geroa, entre las compañías del llamado teatro independiente, y que esperan una solución para su asidua permanencia en los circuitos teatrales vascos.
El propio Gala, así como Francisco Nieva, que presentó recientemente La paz, su "celebración grotesca sobre Aristófanes", y la compañía de Teatro de los Buenos Ayrés, que ha prolongado sus representaciones de El precio de Arthur Miller, dicen haber sentido en Bilbao, como en ningún otro lugar, el estrecho contacto con el público.
Se trata de un fenómeno que a la Jimena de Anillos para una dama, la actriz María Asquerino, le hizo observar desde la escena "unos rostros de entusiasmo y compenetración que echaba en falta desde hace tienipo". Los profesionales de la escena lo han observado y ahora queda pendiente interpretarlo desde diversas ópticas, incluida la de las instituciones públicas.
