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Londres vivió la mayor manifestación pacifista de su historia

Andrés Ortega

Más de 150.000 personas -según fuentes policiales- se manifestaron ayer pacíficamente en el corazón de Londres contra las armas nucleares, demostrando así el espectacular crecimiento de la Campana para el Desarme Nuclear (CND), organizadora del acontecimiento de mayor éxito de su ya larga historia. Cuando tomó la palabra el líder laborista Michael Foot, prometió que este desarme será una de las máximas prioridades del próximo Gobierno laborista.

Los asistentes -250.000, según los organizadores- comenzaron por la mañana a congregarse a orillas del Támesis. De otras regiones habían llegado miles de personas, al fletar la CND más de un millar de autobuses y una treintena de trenes especiales para la ocasión. El punto culminante de la marcha llegó tres kilómetros más adelante, en Hyde Park, cuando distintos oradores pronunciaron breves discursos. Michael Foot, recibido con una ovación, prometió lo ya señalado, criticando al presidente Reagan por especular con una guerra nuclear limitada en Europa.El profesor Edward P. Thompson insistió en que de la actual situación no era sólo culpable Occidente. "La cruzada para la paz debe comenzar a superar la frontera Este-Oeste", indicó, pidiendo que los soviéticos paren el despliegue de sus misiles SS-20.

La chispa que ha provocado el crecimiento de la CND ha sido sin duda la decisión de la OTAN, en diciembre de 1979, de modernizar su arsenal de armas nucleares en Europa con los misiles Pershing y de crucero, tema central, junto al armamento nuclear británico, de la manifestación de ayer, que superó en número las mayores manifestaciones antinueleares de los años sesenta. Veinte años atrás, la CND tuvo una actuación destacada, si bien poco efectiva.

En los últimos dieciocho meses esta organización ha visto aumentar su número de militantes de 3.000 a 30.000, y su presupuesto se ha multiplicado por veinticinco, contando, según sus organizadores, con un cuarto de millón de activistas a nivel local. De hecho sus pegatinas y pintadas pueden verse ahora en los lugares más recónditos del Reino Unido, desde un servicio público de Londres hasta un deshabitado bosque galés.

La manifestación de ayer, con un grandespliegue policial, transcurrió pacíficamente y en ella estuvieron representados organizaciones políticas y grupos religiosos, sindicales y ecologistas, así como delegaciones extranjeras. Parecía un concierto de rock de hace una docena de años, con la diferencia de que los representantes de las minorías étnicas de color estaban prácticamente ausentes (este movimiento no ha conseguido integrarles), la inmensa mayoría de los presentes eran jóvenes y casi se podían contar con los dedos de una mano las parejas de clase media que pasaban ayer con una pancarta contra la bomba.

La manifestación con la que se inauguró en Londres la semana del desarme de las Naciones Unidas tuvo lugar dos días después de que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger, terminara su viaje al Reino Unido. Algún cartel decía: "Queremos hamburguesas y no weinburguesas con salsa trident y ketchup radiactivo". Pero Weinberger sólo reconoce en público que éstos son los descontentos con la situación.

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Y para el secretario norteamericano, el desarme nuclear unilate ral que propugna la CND, y ahora el Partido Laborista, es equivalente a un suicidio.

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