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Maya Picasso acepta con reticencias el acuerdo familiar sobre el traslado del "Guernica" a España

Nuevas declaraciones de la hija del pintor

«Por acuerdo mayoritario, nuestra familia ha decidido que el Guernica debe ser trasladado a España. Que quede muy claro. Por acuerdo de mayoría, pero no por unanimidad», pues sigo sin estar de acuerdo. Sin embargo, me he sumado a esa mayoría, pues no puede transformarse esto en una discusión eterna». Estas declaraciones hechas a EL PAIS corresponden a Maya Picasso que, por primera vez, hizo pública ayer a este corresponsal su decisión de resistirse, por lo menos desde el punto de vista familiar, a seguir obstaculizando el traslado del Guernica desde Nueva York a Madrid.

Maya, que se encuentra en Ginebra desde hace dos días, con motivo de la inauguración, en el día de hoy, de la exposición Picasso íntimo (67 pinturas facilitadas por ella), es una de las dos hijas de Pablo Picasso, de un total de cuatro hijos.Para Maya, el núcleo familiar, por lo menos en cuanto a decisiones relacionadas con la obra de su padre, en este caso el Guernica, está compuesto por sus hermanos de línea paterna, Claudio y Paloma, y los dos hijos del cuarto hermano, Paul, que murió hace algunos años, nietos del pintor. La opinión de Jacqueline, viuda del artista, por lo menos para Maya, no cuenta en estos casos, por no ser sanguíneamente de la familia. Deja entender, sin decirlo explícitamente, que las otras mujeres que tuvo. Picasso en su vida tienen tantos derechos como Jacqueline, aunque su madre, María Teresa Walter, se suicidó tiempo después de la muerte de su padre.

Maya fundamenta su negativa al regreso del Guernica a España en la nota que el 14 de abril del año 1971 entregó Pablo Picasso a su abogado francés, en la que establecía claramente, por lo menos desde el punto de vista formal, que los bocetos que acompañan al Guernica y la pintura misma sólo debían volver a España el día en que se instaurara la República.

«Y no hay República», se apresura a decir Maya, sin aceptar el argumento de que, para Picasso, la vuelta a la República significaba el fin supremo de recuperar un sistema democrático para España.

«¿Democracia?», se interroga Maya. Y comienza un monólogo que no permite interrupciones, a pesar de su extrema amabilidad: «Usted ve lo que está ocurriendo en España. La misma policía, un fuerte olor al pasado, y, desde el punto de vista de las libertades públicas, procesos a los que luchan por el aborto y una ley de Divorcio basada en consentimientos mutuos, que no parece ley de Divorcio, y no olvide que soy católica, pero el divorcio y el aborto no son lujos, sino necesidades sociales».

«Mi padre», asegura Maya, «seguiría esperando la República para el traslado de una de las realizaciones más significativas y queridas, y como él ha muerto, tengo que defenderlo aún más». Pero insiste en que su negativa la ha sumado a la mayoría familiar, aunque incluso resta validez al criterio de sus dos hermanos y sus dos sobrinos.

«Soy la única de todos», dice, «que está realmente ligada a España. Partiendo del hecho de mis viajes a la tierra de mi padre durante el franquismo, a visitar a mi, tía Lola, en Barcelona, como mis otros viajes a Madrid y otros lugares, además de que soy la única de mis hermanos que habla español». «Ellos entregan el Guernica», afirma, «porque no quieren seguir teniendo problemas ni. sufriendo presiones, pero España misma les importa poco». «No es mi caso, yo defiendo la España que quiso mi padre y por la que tanto sufrió».

Para quien la escucha, en sus declaraciones, más que un ensañamiento de tipo político, trasunta un gran respeto por la memoria de su padre, que la lleva a interpretar al pie de la letra el documento de Picasso de 1971 en que acuñó el concepto de República como toda esperanza de días mejores.

Maya se refiere al Guernica como el jardín dramático que vio gestarse en el taller de Pablo Picasso. «De niña», cuenta, «me paseaba por su taller y todo era Guernica, no sólo el mural, sino el ambiente de sufrimiento que se respiraba; por eso, y esto trascendió, y así lo entiende la humanidad consciente, el Guernica es una obra de arte de gran calidad, pero también un símbolo. Eso y mucho más».

La hija del pintor vuelve al tema del núcleo familiar y dice que con los mismos criterios que aplican para cocinar una sopa, sus hermanos fueron partidarios en un principio, al comenzara ceder, de trasladar el Guernica a Madrid y los bocetos que lo acompañan, salvo uno, que dejarían al Museo de Arte Moderno, en Nueva York. «No fui partidaria de eso», comenta. «O todo, o nada. Y será todo, pase lo que pase ».

Peyorativamente, nos dice que de haber alguna invitación del Gobierno a la familia para cuando llegue el Guernica a España, ella no irá, aunque da por seguro que de producirse esa invitación sus hermanos estarán presentes.

El tema del Guernica, durante la entrevista a Maya Picasso, no fue fácil de abordar como único tema. Prima en ella el recuerdo ,del genio, que «también fue un hombre sencillo, amigo de sus amigos, supersticioso, muchas veces sobrepasado por la tristeza».

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