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Ronald Biggs, el "cerebro" del asalto al tren de Glasgow, en poder de la policía de Barbados

Andrés Ortega

Tras casi dieciséis años de vida de fugitivo, burlando a las autoridades británicas, Ronald Biggs podría regresar al Reino Unido, donde aún le quedan por cumplir veintiocho de los treinta años de cárcel a los que fue condenado por el asalto al tren correo de Glasgow, que le lanzó a la fama. Biggs fue secuestrado en Brasil el jueves pasado, en una extraña operación en la que están implicados antiguos miembros del Ejército británico, gente del mundo del espectáculo (la captura ha sido filmada por los secuestradores) y quizá el propio Biggs, quien ahora se encuentra en manos de las autoridades de Barbados, que se espera concedan la extradición una vez confirmada su identidad.

Las autoridades de Barbados están esperando recibir hoy de Scotland Yard una muestra de las huellas digitales de Biggs para poder corroborar su identidad. Sin embargo, todos los testigos presenciales de Bridgetown, capital de Barbados, piensan que se trata del auténtico Biggs. El fiscal general británico está intentando convencer a Biggs para que vuelva voluntariamente al Reino Unido, pero Biggs ha pedido a las autoridades de Barbados que le dejen regresar a Brasil.Los secuestradores, entre los que supuestamente se cuentan cinco antiguos oficiales de los SAS (grupos de operaciones especiales del Ejército británico), se hicieron con Biggs el jueves pasado en Río de Janeiro. Fue embarcado en el yate Nowcam II, que más tarde entró en contacto con las autoridades portuarias de Bridgetown alegando un fallo en sus motores. Un guardacostas de Barbados les escoltó hasta el puerto, donde llegaron a las dos de la madrugada (hora de Madrid) de ayer. Allí, las autoridades del país subieron a bordo del barco, que tenía una tripulación de seis hombres, un americano y cinco británicos. Biggs se acercó, aparentemente en buen estado físico, y dijo que había sido secuestrado.

Según parece, el secuestro fue organizado desde Londres por John McKillock, que quería sacar a Biggs de su santuario y llevarlo a un país desde donde pudiera ser deportado. McKillock esperaba, así, lograr algún dinero de recompensa (se supone que unos cinco millones de pesetas) y publicidad para su nueva empresa de servicios de seguridad.

En la inauguración, en enero, del Club Roxanne, de Londres, McKillock se encontró con lord Grecnock, antiguo oficial en el Regimiento de la Guardia Escocesa, en el cual había servido el propio McKillock como soldado. Pronto la idea del secuestro cobró una forma más definitiva, hablándose de la posibílidad de realizar una película sobre el tema.

Para ello entraron en contacto con el productor británico residente en Los Angeles, Chris Raffale, que quiere hacer una película con Gene Hackman en el papel de Biggs. Raffalt señaló que Biggs estaba enterado de lo que iba a ocurrir, y «sabía que las leyes de extrad.ición iban a cambiar en Brasil,« por lo que quería largarse haciendo algo de dinero». Por otra parte, McKillock conoció a Bíggs en Brasil, estableciéndose una cierta amistad entre ellos.

Queda por saber, pues, si Biggs está implicado en la organización de su propio secuestro, queriendo obtener con ello cierta publicidad.

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