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Misteriosa interrupción del proceso contra la viuda de Mao

Por tercera vez consecutiva, Jiang Qin, viuda del que fuera máximo líder chino, Mao Zedong, no compareció ayer ante el tribunal especial que la juzga en Pekín, junto con otros nueve animadores de la revolución cultural caídos, como ella, en desgracia. Las razones de la suspensión del proceso de Jiang Qin son un misterio para todo, el mundo.

Oficialmente no se ha facilitado ninguna explicación sobre las causas de esta interrupción, la segunda en los debates que conciernen a la viuda de Mao, de 67 años, única de entre los acusados cuyo caso todavía no ha sido visto para sentencia por el tribunal especial.

Descartadas las razones técnicas, los observadores occidentales en Pekín piensan en motivos políticos. Una de las razones más plausibles de la interrupción del proceso podría provenir de los anunciados cambios que han de producirse en la cúspide del Partido Comunista chino, cuyo presidente, Hua Guofeng, el hombre que sucedió a Mao a la cabeza del PCCh, parece a punto de ser defenestrado.

Según indicios recogidos en fuentes solventes, Jiang Qin habría puesto en tela de juicio no sola mente a Mao, sino también al di funto primer ministro Chu Enlai muerto en 1976, pocos meses antes que el «gran timonel».

Jiang Qin, antigua actriz en el Shanghai de los años treinta y cuarta esposa de Mao, es juzgada por usurpación del poder y persecución de múltiples víctimas de la revolución cultural, entre 1966 y 1976. El Diario del Pueblo ha pedido, prácticamente, que sea condenada a muerte, apoyándose no solamente en sus «crímenes contrarrevolucionarios», sino también en su comportamiento «grotesco» ante el tribunal especial.

La viuda de Mao se ha defendido hasta ahora con gran energía, justificando su papel durante la revolución cultural a la cabeza de la «banda de los cuatro». Jiang Qin ha calificado a sus jueces de «revisionistas», y a los testigos utilizados contra ella, de «traidores».

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