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Resurge la fiesta de "moros y cristianos" en la Alpujarra

Los tradicionales festejos estuvieron prohibidos durante los últimos 44 años

Después de 44 años de silencio, miedo y olvido, una de las manifestaciones populares de mayor tradición y raigambre de Granada, la representación de la comedia de Moros y cristianos, en la localidad alpujarreña de Bubión, en honor de san Sebastián, ha podido ser recuperada y reinscrita en el calendario festivo granadino, gracias al trabajo de investigación de un viejo maestro nacional, el tesón de un joven concejal centrista, la buena voluntad de los vecinos del pueblo e incluso la ayuda política y económica de la UCD provincial.

La última escenificación que se celebró en Bubión de su comparsa de moros y cristianos fue, efectivamente, el día 21 de enero de 1936, con ocasión de la fiesta anual de su patrono, san Sebastián. Desde entonces, a raíz del levantamiento militar del 18 de julio, y al haber quedado el pueblo bajo control nacionalista, esta costumbre centenaria no pudo ser continuada debido a la prohibición que de la misma hicieron de hecho los propios mandos franquistas, movidos, al parecer, por la conveniencia táctica de no ofender la sensibilidad religiosa y racial de los numerosos combatientes marroquíes que a sus órdenes intervinieron en la Península contra el Gobierno republicano.Según la tradición, con las fiestas cristiano-morunas de Bubión, se conmemora una de las batallas históricas más importantes de la llamada «Guerra de las Alpujarras», durante la sublevación de los moriscos del antiguo reino nazarita contra el emperador Felipe II, en la segunda, mitad del siglo XVI. Y, aunque al final de la misma vencieron las tropas reales, comandadas por el entonces capitán general de Granada, el -marqués de Mondéjar, lo cierto es que fue tan reñida, dura y sangrienta la confrontación que el lugar donde tuvo escenario, un estratégico barranco que separa las tahas de Poqueira y Pitres, quedó ya bautizado para siempre como «la cañada de la sangre». La tradición popular cuenta en este sentido, que la sangre de unos y otros corrió ese día tan abundantemente por el barranco como si de una rambla de agua se hubiera tratado, y que Dios hizo entonces el milagro de que la derramada por los cristianos subiese cañada arriba, para no mezclarse con la de los «infieles insurrectos», que discurría normalmente hacia abajo.

La actual redacción del libreto utilizado para la representación de este año es un arreglo realizado por Antonio Nevot, maestro nacional de Capileira, el pueblo de mayor altitud de la taha del Poqueira, que durante los últimos dos años se ha dedicado a recopilar textos de varios pliegos manuscritos de papel de barba, de propiedad particular, limpiarlos de imperfecciones y falsos añadidos, y reconstruir algunas estrofas incompletas de acuerdo con el estilo general de la versificación original.

Para ello, Antonio Nevot, que ya en 1936 dirigió el montaje de la comedia e interpretó el papel del general cristiano, se ha valido, lógicamente, tanto de su propia memoria personal como, de manera fundamental, de la ayuda de los más viejos del lugar, muchos de los cuales recuerdan de carrerilla párrafos enteros de esta singular pieza de la cultura popular. Precisamente hace unos meses el profesor alemán Hoener Bach reprodujo en su libro Studiem zum mauren und christen, una copia íntegra del trabajo del viejo maestro alpujarreño.

La escenifícación de la obra se lleva a cabo en la plaza principal del pueblo y su acción se divide en dos partes: en la primera, por la mañana, ganan los moros, que conquistan el castillete de cartón piedra y hacen huir a sus enemigos, en medio de un ensordecedor estruendo de tracas y escopetazos. La segunda parte, por la tarde, termina con el triunfo definitivo de los cristianos y la conversión del general moro y toda su tropa a la religión de la Cruz, tras cuyo «final feliz» acuden todos juntos a la procesión del patrón, san Sebastián.

Aunque la fiesta litúrgica del día de san Sebastián se sigue celebrando en el mes de enero, los muchos nativos que se han visto obligados a emigrar y, generalmente, disfrutan sus vacaciones en verano, así como el incipiente turismo residencial de temporada, que, desde hace algún tiempo se viene desarrollando en los pueblos del Poqueira, han movido a los organizadores, sin embargo, a trasladar la fecha de la fiesta a esta época del año, más propicia lógicamente para una representación al aire libre.

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