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Reportaje:

Mañana se presenta el Ballet del Siglo XX, de Maurice Bejart

Actuarán durante nueve días en el Palacio de los Deportes de Madrid

Mañana, viernes, comienzan las actuaciones del Ballet Siglo XX, de Maurice Bejart, en el Palacio de los Deportes de Madrid y durante nueve únicos días. La organización corre a cargo de la Dirección General de Música y Teatro, Teatros Nacionales y Festivales de España y el Ministerio de Cultura. El ballet que dirige Bejart presentará dos programas distintos. El primero incluye Variations "Don Giovanni", con música de F.Chopin; Dúo, con música de R. Wagner, y Gaite Parisienne, con música de J. Offenbach.

«Los espectáculos de baile», escribe Maurice Bejart, «registran cada día un éxito mayor, un público más joven y más nutrido. En el siglo XX el ballet ocupa el lugar que llenó la ópera en el XIX».«El baile ha recuperado dentro del cortejo de las artes el puesto que una civilización cristiana y puritana le habían quitado. Pero ¿es esto suficiente? El baile no es únicamente un espectáculo, y la excesiva admiración de un público nuevo y ferviente no conducirá a ninguna parte si una revolución profunda no le devuelve su lugar en el seno de una sociedad que trata de buscarse a sí misma. Es tan importante para el niño el bailar como el hablar, saber sumar o aprender geografía. Es esencial para este niño, nacido ya bailando, no olvidar aquel lenguaje bajo la influencia de una educación represiva y frustradora».

«Que cada uno», añade el bailarín y coreógrafo, «al salir de un espectáculo de baile que le ha gustado, piense acerca de este problema y lo vea al nivel de la existencia y no al del espectáculo, y trasponga esta alegría al plano de una participación duradera».

«El lugar del baile está en la casa, en la calle, en la vida. Como decía Nietzsche en el Nacimiento de la tragedia: "El esclavo será libre cuando se rompan todas las rígidas y hostiles barreras que la miseria, la injusticia, la moda insolente ha establecido entre los hombres. Ahora, por medio del evangelio de la armonía universal, cada uno se siente no solamente unido, fundido con su prójimo, sino también idéntico en sí, como si se hubiera desgarrado el velo de Maya, y como si únicamente jirones del mismo quedaran flotando ante el misterioso uno primordial"».

Maurice Bejart comenta el programa que se exhibirá en Madrid. Sobre Variations "Don Giovanni" señala: «Jóvenes bailarines esperan en un escenario el momento del ensayo. Una voz..., un sueño..., un mito... ¡Don Juan! Ellas van a desplegar los recursos de su amor y de su donaire para el imaginario e imaginado seductor. La música de Chopin, obra de juventud, pues la compuso a los diecisiete años, es un milagro de técnica y de asociación sutil de dos genios: Mozart y Chopin».

Sobre o, extracto de Los vencedores, con música de Ricardo Wagner y tradicional india, Maurice Bejart explica que «es curioso observar la poca importancia que han dado los biógrafos de Wagner a su descubrimiento del budismo y a la influencia que tuvo en su obra y en su vida, a partir de 1855. Por tanto, es tan sólo tras conocer este hecho que se pueden comprender plenamente sus dos obras más grandes: Tristán y Parsifal, y esto no solamente en el plano de las ideas, sino también en el plano musical mismo; la teoría del leit-motiv llevada a ultranza es un reflejo de la concepción psicológica de los estados de conciencia del budismo y de sus continuas fluctuaciones».

«El argumento de Los vencedores, de Ricardo Wagner, nos relata los amores de Ananda y Savitri, los cuales, en la cima de la pasión, deciden sublimar sus amores e ingresar en la comunidad monástica de Buda para consagrarse seguidamente a la salvación de la Humanidad. Gaite Parisienne, con música de Jacques Offenbach y coreografía de Bejart sobre una idea de Jacqueline Cartier, trata sobre la llegada a París de un joven que desea estudiar danza. Encuentra a un profesor que lo adora y tiraniza a la vez. Constantemente él se evade con el sueño y llena su universo con personajes oníricos».

«Hace algún tiempo», añade Maurice Bejart, «Jacqueline Cartier me presentó el texto de una comedia musical que había escrito sobre la vida de Offenbach. Fui seducido por la forma en que estaba evocado el personaje del músico en función de su época y de descubrir al mismo tiempo que la imagen de Offenbach era un diario del París del segundo imperio y del principio de la III República. Este proyecto evoca en mí recuerdos muy precisos de mi juventud y de mi llegada a París».

«La Opera: lugar mágico y monstruoso, triunfo de lo sublime y del mal gusto de Napoleón III».

«Madame: los estudios, la suciedad y la pobreza de los debutantes, de aquellos que trabajan».

«Offenbach: él fue el entusiasmo de mi juventud. Mis primeras coreografías, como Repetición al violín, fueron concebidas sobre su música. Yo tenía veintiún años y bailé el ballet Gaite Parisienne en Londres con la coreografía de Massine. Mi primera puesta en escena en la Opera fue Los cuentos de Hoffmann».

«París: Yo buscaba en las calles la sombra de un pasado lejano, pero no encontraba más que el presente de Napoleón III y su barón Hassman. Este ballet es un poco la mezcla de un diario íntimo y de un diario humorístico de la época».

Un poco de historia

Cuando en 1959 Maurice Huisman se hizo cargo de la dirección del Theatre Royal Monnaie, el cuerpo del ballet -en parte dispersado por una espera demasiado prolongada- contaba solamente con unos efectivos reducidos, de los que no sería posible, antes de pasar bastante tiempo, sacar un partido provechoso. Sin embargo, entraba en los proyectos del nuevo director crear en Bruselas un movimiento coreográfico importante. Se logró la transición. Poniendo bailarines belgas bajo la dirección de Paul Goubé, Maurice Huisman los reunió con una joven compania inglesa. Dos meses más tarde, Maurice Bejart -recién llegado también a Bruselas- integra su ballet-teatro en los bailarines de la Monnaie y lanza con ellos una de las creaciones contemporáneas más sensacionales: Consagración de la primavera, de Stravinsky. Al comenzar la temporada 1961-1962, la fusión definitiva del ballet-teatro y de los bailarines belgas es ya un hecho. La nueva agrupación, bajo la dirección de Bejart, adopta el nombre de Ballet del Siglo XX.

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