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Zaj, un clásico de la musica-acción, en la universidad

El compositor Juan Hidalgo dirigió el pasado 26 de octubre un concierto de zaj con el que se clausuraba un curso sobre esta misma clase de música, celebrado en la Universidad Complutense de Madrid. El curso sobre zaj se distinguió por sus características plurales, ya que en él se utilizaron también recursos pictóricos, poéticos y teatrales.

Los asistentes al concierto zaj con que Juan Hidalgo coronó el curso recientemente dado en la Universidad Complutense (del 22 al 26 de octubre) comprobaron entre sorprendidos e interesados cómo Hidalgo presentaba objetos cotidianos (sillas, pañuelos, zapatos, botellas, leche, vasos, etcétera) que apenas manipulaba, o presentaba (no re-presentaba) unas acciones anodinas (no anodinamente) como andar, sentarse, abrir y cerrar un ojo o una mano, soplar sobre un vidrio, levantar un brazo o beberse un vaso de leche.Sólo el ritmo de ciertas acciones repetidas o de movimientos permutados (mano-puño, pie derecho-pie izquierdo) le podían recordar al espectador el origen musical de Zaj. Porque Zaj, como Kosugi, Maciunas y tantos otros nombres importantes del hoy mitificado Fluxtis, viene de la música, y si alguien lo duda ahí están su Kaurga o su Ukanga estrenadas en el Damistadt de fines de los años cincuenta.

Con todo, no podía ser de otra manera, el curso de Juan Hidalgo (tan distinto del que recientemente dio en la Sainte Baume, Francia) no ha satisfecho a todos. Diríamos más: ha decepcionado a bastantes.

El «no tengo ideas», que Zaj utiliza de paradigma (nada gratuita ni panfletariamente) tenia que chocar a un público universitario acostumbrado tanto a la pasividad como a la receta. Así, el mayor elogio al trabajo de Juan Hidalgo fue el comentario pesimista de «no viene a traemos un contenido para crear» de quien tomándose en serio el curso no veía el mensaje por ninguna parte. Y es que Zaj tiene tal horror al «contenido» que únicamente sabe describir (un como equidistante tanto del porqué como del para qué) cuando sale del fecundo y húmedo silencio.

Por ello, fuera del concierto, Hidalgo se limitó a exponer un florilegio de anécdotas, situaciones y frases (al estilo de los maestros zen) que más que explicar ilustraban el nacimiento y vida de Fluxus o Zaj. Por otro lado, el antiproselitismo manifiesto de Hildago imponía a su exposición un tono de distanciamiento que confundía a más de un asistente.

Juan Hidalgo, balanceándose de un recuerdo a otro, abundó a lo largo del curso en silencios, mientras cedía su puesto (su cátedra) a quienes querían presentar sus propuestas:

Hubo diversidad y calidad entre lo presentado. Así, mientras Concha Jerez resaltaba con tiza la sombra de los objetos fundamentales que teníamos ante nuestros ojos, día tras día, durante el curso, Javier Maderuelo recitaba poemas fonéticos de Schwitters, Marchetti y Morgensterm. Miguel Criado presentó la secuencia Adan, de su espectáculo Y, José Ayala homenajeó a Jvhn Cage (Toys for piano) haciendo que un osito de juguete danzara sobre los dientes blancos de un Steinway, Lorenc Barber presentó su Blues para todos nosotros y su Vaivén, y Nacho Criado, por su parte, homenajeó tanto a George Brecht como al propio Juan Hidalgo.

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