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El estudio de la vida eterna dominó la Semana Nacional de Teología

La XII Semana de Estudios sobre Problemas Teológicos actuales, que se celebró desde el pasado día 27 en la Colegiata de San Isidoro, de León, se clausuraron ayer. Han asistido doscientos profesores y teólogos, de todas las provincias de España, entre los que se encontraban cuatro obispos y dos arzobispos, entre ellos los titulares de las diócesis de Zaragoza, Valencia y Bilbao.La semana se ha resumido en trece ponencias y cinco mesas redondas sobre el tema genérico de La escatología cristiana, en perspectiva bíblica, patrística, teológica y pastoral. Cuestiones como el purgatorio, la vida eterna, el infierno y el misterio de la condenación han sido los temas dominantes en las ponencias y mesas redondas, sin excesivas concesiones hacia áreas y problemáticas de carácter temporal. La temática de la Semana que hoy finaliza contrasta ampliamente con la de ediciones anteriores, en las que los teólogos analizaron una serie de problemas mucho más inmediatos o actuales, tales como las teologías de la liberación, o el pensamiento marxista y la militancia de los cristianos en movimientos políticos de este signo.

La Semana se inició con una conferencia del profesor de la facultad de Teología de Valencia Joaquín García Roca, que constituyó una de las pocas ocasiones en las que se abordó la escatología o estudio del futuro desde perspectivas no sólo ultraterrenales. El señor García Roca desarrolló su tesis de que ante la humanidad se abren «tres modelos seculares de futuro», basados en una fe ciega de la humanidad en la tecnología -«criterio que es compartido por la sociedad neocapitalista y por el marxismo más ortodoxo»-; el de «los descontentos de la modernización -que predomina en la contestación juvenil-, y, finalmente, el que considera la historia «como un espacio de la ética». El profesor García Roca se mostró partidario del tercer modelo y abrió un debate sobre los nuevos filósofos franceses, «cuya ideología acaba reforzando el conservadurismo. Si me dicen que el lenguaje, la autoridad, las costumbres, etcétera, todo es lo mismo..., yo acabo diciendo que no encontrarán diferencia entre un Pinochet y una democracia».

La Semana terminó ayer con una ponencia y un debate sobre un tema mucho más ortodoxo y tradicional en la doctrina oficial de la Iglesia católica: el del infierno o «misterio de la condenación eterna». Se trató una cuestión de actualidad a meditar por los teólogos, en concreto la escasa credibilidad de esta doctrina para el hombre del siglo XX -«todos los índices de opinión muestran un índice muy bajo de asentimiento»-, junto con algunos otros puntos que se califican como clásicos; por ejemplo, el milenario temor al fuego del infierno, sobre el que el ponente Gregorio Martínez, profesor de la facultad de Teología de Vitoria, deja abierto el interrogante de si se trata de un «símbolo» o una realidad.

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