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Dimite el presidente de la República Surafricana

El presidente de la República Surafricana, John Baltasar Vorster, dimitió ayer de su cargo arrastrado por el escándalo político-financiero conocido como «Muldergate».

Vorster, de 64 años y hasta el año pasado todopoderoso jefe de Gobierno del país del apartheid, es la víctima más elevada del proyecto propagandístico clandestino en el que el régimen de Pretoria gastó centenares de millones de pesetas de los contribuyentes. El escándalo había provocado con anterioridad el cese del ministro de Información, Connie Mulder, su cabeza visible, y la fuga de Suráfrica del señor Eschel Roodie, subsecretario del mismo departamento y en posesión, al parecer, de pruebas documentales que implicaban no sólo al dimitido presidente, sino también al actual jefe de Gobierno.Un informe presentado al Parlamento de Ciudad del Cabo por la comisión oficial que investiga las malversaciones gubernamentales, el tercero sobre el tema, desdice afirmaciones anteriores que consideraban a Vorster al margen de la vasta operación de compra de medios de comunicación -en Suráfrica, Estados Unidos y Europa-, para ponerlos al servicio de la propaganda política surafricana.

La «comisión Erasmus», del nombre del juez que la preside, establecía ayer que el dimitido presidente, tal como ha afirmado reiteradamente la oposición y una buena parte de la prensa surafricana, estaba al tanto de los proyectos clandestinos del Ministerio de Información y los encubrió desde la jefatura del Gobierno. Declaraciones oficiales anteriores exculpaban totalmente al señor Vorster, cuya retirada de la escena política, alegando pretextos de salud, se venía anticipando.

El informe de la «comisión Erasmus», creada por el actual primer ministro, Peter W. Botha, afirma que durante más de un año John Vorster ocultó a sus colegas del Gobierno todo lo relacionado con las irregularidades financieras que permitieron la compra del periódico ultraderechista The Citizen, de una agencia norteamericana de noticias filmadas y del diario californiano Sacramento Unión. Los fondos del Ministerio de Información, manejados desde Suiza, sirvieron también para sobornar periodistas en Europa y Estados Unidos e intentar la adquisición de prestigiosas cabeceras informativas británicas.

El escándalo «Muldergate» socava desde hace un año al Partido Nacional surafricano, arquitecto de la doctrina de segregación racial vigente y dueño de la vida política del país desde 1948. La oposición, que ha acusado al primer ministro Botha de estar también al corriente de las malversaciones, ha intentado sin éxito el procesamiento del ahora dimitido John Vorster

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