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"He pretendido hacer una película popular"

Entrevista con Paulino Viota, director de "Con uñas y dientes"

Una película española, Con uñas y dientes, de Paulino Viota, se estrenó ayer en cuatro salas de Madrid. Terminada en el verano del año pasado, se presentó en la sección de «nuevos creadores» del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y en el de Benalmádena. Con guión de Javier Vega, está interpretada por Alicia Sánchez, Santiago Ramos, Alfredo Mayo, Jesús Sastre, Guadalupe G. Güemes y Víctor Petit. El director, Paulino Viota, declaró a EL PAÍS que han intentado hacer «una película sobre la lucha de clases y, a través de una huelga laboral, una metáfora sobre la reforma política».

Otras intenciones del equipo son «la voluntad de hacer una película popular, evitar el cine de autor y abrir una brecha en la industria cinematográfica con gentes que provienen en su mayoría del teatro independiente». Uno de los resultados obtenidos es el hundimiento de la productora creada para la película, que invirtió dieciséis millones de pesetas, y la imposibilidad de continuar en el cine su director, Paulino Viota, santanderino, de 31 años, creador de «la fábrica de cine de Santander» y autor de Contactos (1970), un largometraje de cine independiente.«En estos años de silencio he intentado organizar una infraestructura de exhibición de cine independiente, que no fue posible por las condiciones políticas. También intenté hacer películas en cooperativa y meternos en la industria con la creación de una productora. Ya es imposible continuar. O se cambia la reglamentación vigente o se acabó la producción nacional. Una película no se puede amortizar sólo con el público, ya que no podemos contar ni con subvenciones ni mucho menos con la exportación. No se trata de hacer un reproche a la exhibición, sino de hacer ver al Estado que si quiere cine español tiene que tomar unas medidas urgentes.»

La película que ahora se estrena, dentro de la fiebre por cubrir la cuota de pantalla, modifica el proyecto inicial de una historia de tipo didáctico sobre el tema general de la lucha de clases para mantener la propuesta en un tono más espectacular y comercial. «Intentamos hacer una película popular, pero con pretensiones, que reflejara a través de una huelga en una fábrica la sustitución de un poder por otro, como una metáfora sobre la reforma. Aunque se puede calificar de cine político, en el film no se habla de política; es más bien una película laboral, donde se plantean cuestiones de salarios, la actuación de un líder y la capacidad de los sindicatos. Queríamos mostrar una realidad española que no se suele reflejar en el cine y hacerlo de una forma crítica. No se trataba de llenar de moral a la clase trabajadora, sino mostrar las dificultades del sindicalismo. Este análisis de la derrota de los trabajadores me parece muy actual.»

En algunos coloquios públicos sobre la película, el erotismo ha sido tema de debate. «En el origen de la película se centran la historia amorosa entre el líder sindical y la profesora. Quizá lo colectivo, la lucha sindical, ha pasado a primer plano. El erotismo no es una concesión comercial. La sexualidad se muestra desde un punto de vista de la moral no burguesa. Queríamos crear ese conflicto y ver cómo reaccionaban los protagonistas, meter un nivel afectivo, de relación personal, en el contexto amplio de una huelga laboral. En la película, la relación amorosa está determinada hasta en los más pequeños detalles, mostrando cómo incide la vida cotidiana.»

«Con uñas y dientes tiene un lenguaje sencillo y a la vez riguroso, no en la dirección de una ruptura formal, sino para contribuir al sentido de la narración, que el espectador reciba el sentido de la historia con facilidad.»

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