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"Con mucho cariño", de Gerardo García, en "Nuevos creadores"

En la sección Nuevos creadores del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, se ha presentado la pelicula Con mucho cariño, primer largometraje de Gerardo García, autor de varios cortos, como Fondue de queso y Una historia indecente, y mediometrajes. El realizador explica a EL PAÍS la intención y los personajes de Con mucho cariño.

Con mucho cariño es una crónica -en clave de puzzle- de las relaciones que mantienen los miembros de una familia cuya vida -sin quererlo- se va quemando en el trato cotidiano. Don Luis, propietario de una mediana empresa, emplea en ciertos puestos a sus familiares, configurando una barrera burocrática por encima de la cual don Luis contempla su mundo, existiendo por debajo un complejo mecanismo en las relaciones interfamiliares. Así, la infatisfacción, los celos, las frustraciones y las aspiraciones que no se cumplirán marcan la vida de estos personajes, que lentamente se van convirtiendo en una rara especie, a la cual cada día le es más difícil vivir. Esta sería la explicación más o menos lineal de una historia que trata de lo imposible y de la imposibilidad de unos personajes de vivir como ellos desean. Del enfrentamiento entre lo ideal y lo real que en toda persona humana se produce. La película, a través de diecinueve personajes que forman una familia y que curiosamente trabajan en una misma empresa, de la que es propietario uno de los miembros, trata de explicar que, en el terreno de lo profundo, la vida de todos ellos es igual, consciente o inconscientemente asumido o sin asumir, con la única y gran diferencia que se deriva de las distintas economías de los personajes, que vendrán determinadas por el puesto que ocupan en la sociedad: poseedor de los medios de producción o vendedor de su propia fuerza de trabajo.En la acción de la película, don Luis es el capitalista, pero, a su vez, es una especie de patriarca. Tiene el poder económico y, por consiguiente, el poder de decisión, utilizará a todos sus familiares en beneficio propio. El resto de los familiares, empleados en la empresa de don Luis, se ven sometidos a una doble explotación: la económica y habitual en todo trabajador por cuenta ajena, y la sentimental. Este quizá sea el hecho más importante que quiere explicar mi película. Que el modelo de explotación capitalista se reproduce igualmente en el terreno sentimental, donde también existe la dicotomía clásica de explotador y explotado.

La única forma que a mí me parece posible para ver Con mucho cariño es partir de un conocimiento, tanto cinematográfico como real, de la sociedad española. El hombre actual posee unos niveles de información que hace unas décadas parecía imposible poseer. El hombre en la actualidad posee tal información que es muy consciente de la realidad en que vive. Sabe que no sólo no vive en el mejor de los mundos, sino que más bien vive en el peor, y lo sabe por dos caminos: la información y su propia vida o la constatación cotidiana de los hechos reales de su propia vida. Frente a esto caben dos posturas: vivir y asumir, por tanto, esta realidad, actuando en consecuencia -lo que supondrá un rechazo total - o rechazar esta realidad simplemente porque no nos gusta y fabricamos una distinta -ignorando muchas cosas- que nos permita una vida más cómoda.

Esta última posición parece ser la ideal del costumbrismo burgués, y es, también, la asumida por el cine en la discusión el cine ¿arte o industria? o el cine fenómeno de feria. Y esto lo decimos ahora, en que la crisis en que está inmersa la sociedad hace que las fábricas de películas vuelvan a realizar productos, inhibitorios o malformadores de la realidad, que ayudan a la inhibición del espectador en cuanto a ciudadano del mundo. Se trata de un fenómeno muy paralelo al de las empresas turísticas con la creación y destrucción de paraísos. Bueno, pues Con mucho cariño quiere explicar el paraíso español. La diferencia está en que el cine casi siempre muestra el paraíso con personajes maravillosos. En esta película, ni los lugares ni los personajes son maravillosos. Los lugares son los que son y los personajes son como son. Con grandes contradicciones y todo con grandes insatisfacciones.

Creo que una película es difícil de juzgar de forma aislada, habría que verla dentro de la producción cinematográfica del país, y frente a esto, vemos cómo la producción camina abandonando la vía crítica. Si el cine español, en la mayoría de sus producciones, ha sido un cine ocioso, pero ocioso para paletos, ahora, en la actualidad, en el cine español va surgiendo un nuevo cine de ocio con pretensiones más cultas, es decir, el cine español es más europeo y ya tenemos películas que nos hablan del aburrimiento de clase. Empezamos a comprender que la enajenación mental ya no es sólo patrimonio de los pobres.

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