La confusión y el pánico contribuyeron a la matanza
Dos españoles, el jesuita Francisco Torres Martín y el técnico José Luis Aural Izquierdo, fueron testigos presenciales de las matanzas de extranjeros en Zaire y unos de los primeros refugiados llegados a Bélgica. Sus relatos, que culpan de atrocidades tanto al Ejército de Mobutu como a los rebeldes katangueños, confirman la crudeza de la matanza.Según los refugiados españoles, la violencia antiblanca creció a partir del miércoles 17 ante el anuncio de una posible intervención militar francesa y al grito de «caza a los franceses». «Los rebeldes se comportaron como bestias salvajes, dedicados a la venganza inútil, el asesinato y el pillaje», aseguran los testigos presenciales llegados a Bruselas, y cuyo número ya es superior a los 1.350.
La mayoría de ellos señalan que la confusión se sumó al pánico, y que la deserción en las filas de Mobutu contribuyó a la masacre. «Algunos inocentes -añaden- fueron víctimas en la confusión de los propios paracaidistas occidentales.»
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