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Londres dice no a la pena de muerte en el Ulster

Juan Cruz

El ministro para Asuntos del Ulster rechazó ayer una propuesta hecha por la policía de Irlanda del Norte, que ha pedido la restauración de la pena de muerte, abolida en Gran Bretaña, para condenar a los terroristas que causen la muerte de agentes del orden.

La petición vino después de que otro policía resultara muerto durante el fin de semana en el Ulster, víctima de un atentado terrorista. Asimismo, una joven policía resultó gravemente herida, víctima de varios disparos, en el mismo sitio en que su padre había sido asesinado a tiros dos años antes.

La última vez que se pidió la restauración de la pena de muerte fue hace poco más de un año, después de una masacre que tuvo lugar en un bar de Birmingham y que fue causada por terroristas del IRA (Ejército Republicano Irlandés). El asunto llegó entonces al Parlamento, que desestimó la propuesta por una irrefutable mayoría.

La petición de la policía se refiere específicamente al castigo que merecerían los que atentan contra sus compañeros. En una semana, seis policías han muerto en el Ulster. Parece que los asesinatos de agentes del orden son una respuesta a la pretensión del ministro para Asuntos del Ulster, Merlyn Rees, de conceder a la policía plenos poderes en la zona e ir retirando poco a poco a los soldados. Este proceso de «ulsterización», ha dicho un alto jefe del IRA, sólo traería consigo un baño de sangre aún más dramático.

Al mismo tiempo que la policía ha hecho esta sugerencia, rechazada por Rees el portavoz conservador para asuntos de Irlanda del Norte pidió ayer en los Comunes al Gobierno que termine inmediatamente las conversaciones secretas que al parecer mantiene con representantes del IRA. La actitud de esta organización, dijo el diputado conservador, está creando un profundo resentimiento en Irlanda del Norte.

Condiciones del IRA

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En un periódico inglés, el líder del «Sinn Fein», rama política del IRA, repitió el domingo las condiciones por las que los republicanos aceptarían una tregua. En primer lugar, el Gobierno británico tendría que declarar su intención definitiva de abandonar sus intereses en el territorio. Esa retirada británica debía dejar las manos libres a los irlandeses para crear ellos mismos, sin interferencia exterior, «una nueva Irlanda». El Gobierno británico, en tercer lugar, debía garantizar una amnistía para todos los presos políticos que hay en Inglaterra y la República de Irlanda, por su parte, tendría que liberar también a los que están en sus cárceles.Para contrarrestar el efecto desmoralizador que los recientes atentados han ejercido en el seno de la policía y para evitar que siga creciendo el rumor de que el Gobierno británico está considerando seriamente aquellas propuestas del IRA, Rees ha dicho que Gran Bretaña no abandonará el Ulster «ni militar ni económicamente», y ha condenado a los políticos irlandeses, tanto católicos como protestantes, por no ser capaces de llegar a ningún acuerdo de principio «que acabe con la tragedia que azota a Irlanda del Norte».

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