La posverdad da el salto al Diccionario
La Academia registrará en diciembre este sustantivo, que se usó por vez primera en español en 2003 y las políticas de Trump han popularizado
El término “posverdad” pobló durante los últimos años las cadenas de radio y televisión, visitó todas las rotativas y Google responde que en su seno se ha reproducido 516.000 veces. Tal vez muchos hispanohablantes no lo han pronunciado aún, pero darían idea de que no viven en este mundo si asegurasen no haberlo oído nunca. Por eso la Real Academia Española ha decidido incorporarlo al Diccionario.
El director de esa institución, Darío Villanueva, lo ha anunciado este jueves durante su conferencia magistral titulada Verdad, ficción, posverdad. Política y literatura, que pronunció en Madrid durante la clausura del Máster Universitario en Derecho Constitucional ofrecido conjuntamente por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
La palabra “posverdad”, según ha declarado más tarde Villanueva a preguntas de EL PAÍS, se incorporará el próximo diciembre y lo hará como sustantivo. Por tanto, habrá de decirse, por ejemplo, “la era de la posverdad”, y no “la era posverdad” (pese a que en inglés funciona como adjetivo: “The era of post-truth politics”, por ejemplo: “la era de las políticas posverdad”). Y en español, también a diferencia de lo que ocurre en aquella lengua, no llevará un guion entre el prefijo y la raíz: “posverdad” y no “pos-verdad”.
Este uso del prefijo pos- no implica que vivamos un momento en el que la verdad ha desaparecido, del mismo modo que “la era posindustrial” no define la época en la que ya dejaron de existir industrias. En ambos casos, se denota que lo mencionado en la raíz ha dejado de ejercer un papel fundamental.
El término “posverdad” ha venido reflejando que aquello que las personas sienten ante un estímulo, sus emociones respecto de una idea o de un líder, sus sensaciones subjetivas, priman en las decisiones que toman y son más importantes para ellos que la verdad misma.
El director de la Academia ha definido en su conferencia “posverdad” como las informaciones o aseveraciones que no se basan en hechos objetivos, sino que apelan a las emociones, creencias o deseos del público; si bien en conversación posterior con EL PAÍS explicó que aún no se ha fijado la definición que figurará en esta nueva entrada.
Darío Villanueva ha señalado también en su lección magistral que este nuevo término es “interesante a la vez que preocupante”; recordado que “el prestigioso diccionario inglés de Oxford lo ha distinguido en 2016 con el título honorífico de palabra del año” y explicado que la palabra original en inglés, post-truth, “ha encontrado sin mayor problema una traducción impecable al español”.
El nuevo término se suma, pues, al campo semántico que ya habitaban voces como “mentira”, “bulo”, “falsedad” o “manipulación”. La elección que los hablantes y los periodistas hagan de entre ellas en cada caso será ya asunto suyo.
La decisión académica sobre “posverdad” se adoptó en el pleno de la semana pasada, según ha declarado Villanueva. Para quienes piensen que se trata de una incorporación rápida y debida al oleaje de la moda, el director de la docta casa ofrece estos datos: en inglés se empleó por vez primera post-truth en 1992 (lo hizo el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Texich en un artículo publicado en la revista The Nation); y en español se atribuye la primera mención documentada al escritor Luis Verdú, en su libro El prisionero de las 21.30, publicado en 2003. Desde entonces hasta aquí, su uso no ha dejado de crecer en ambos idiomas.
Darío Villanueva ha declarado también que la Academia hará públicas cada mes de diciembre las palabras, acepciones y definiciones que se añadan al Diccionario en su versión de Internet, para mostrar que “el Diccionario está vivo”.
Innovación en el sistema
La incursión de un neologismo en el idioma español cuando procede de otra lengua ocasiona a veces ciertos desajustes en el sistema. En este caso, la incorporación de “posverdad” al idioma español desde el inglés puede significar una cierta innovación.
El prefijo pos- (o post-, si bien la Academia prefiere la versión sin t) puede preceder a un sustantivo (posguerra), a un adjetivo (posmoderno) o a un verbo (posponer). Cuando se antepone a un sustantivo (como ocurre en este caso con "verdad"), suele señalar un periodo posterior a una acción (así sucede por ejemplo en los casos de "posparto" o "posventa", en los que tanto "parto" como "venta" reflejan acciones), a un tiempo histórico (posfranquismo) o significar la época que sigue al auge de un movimiento artístico o político (el posmodernismo, el posromanticismo…).
Pero el sustantivo “verdad” no reúne ninguno de estos requisitos: no representa una acción, sino un concepto; ni se trata de un periodo, ni de un movimiento cultural. Por eso puede haber hablantes que lo sientan extraño… hasta que se acostumbren a él.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.