Hollywood llora la muerte de un genio
Su inagotable talento ocultaba un problema de alcoholismo y otras adicciones
Robin Williams nunca dejó un ojo seco entre el público. Su supuesto suicidio el lunes en su casa californiana no cambió las cosas. Pero en esta ocasión en lugar de provocar las carcajadas a las que nos tuvo acostumbrados con sus trabajos en Aladdin, Mrs. Doubtfire, El club de los poetas muertos o Good morning, Vietnam su fallecimiento causó el asombro entre aficionados y profesionales por igual. Incluso el presidente Obama se unió al lamento general por quien describió como “uno de los pocos” genios de la comedia. “Robin Williams fue un piloto, un doctor, un genio, una niñera, un presidente, un profesor, un Peter Pan y todo lo demás”, resumió describiendo algunos de los papeles que le dieron la fama a este actor de 63 años antes de añadir eso de “nos hizo reír y nos hizo llorar”. Sus palabras resumieron una de las carreras más populares de un Hollywood que no se acaba de creer este último adiós.
El cuerpo de Williams fue encontrado en su casa de Tiburón, en Marine County, cerca de San Francisco (California, EEUU), supuestamente víctima de un aparente suicidio por asfixia. Según su portavoz, Mara Buxbaum, el intérprete luchaba recientemente contra la depresión. “Es una pérdida trágica e inesperada”, añadió pidiendo que se respete a la familia. Su esposa, Susan Schneider, recordó que con Williams había perdido un marido y a su mejor amigo mientras que el mundo “pierde a uno de los artistas más queridos y de los más maravillosos” seres humanos. “Es nuestra esperanza que la atención no esté en la muerte de Robin sino en los incontables momentos de alegría y risa que dio a millones de personas”, agregó.
Un repaso por la biografía del actor nacido en Chicago (EEUU), de sonrisa fácil, ojos chispeantes y una lengua tan rápida como su mente, capaz de sacarle punta hasta a sus propios defectos, da sobradas muestras de estos momentos. Titulado en Julliard, la escuela de los grandes intérpretes, Williams fue descubierto como cómico y en la televisión, en la popular serie estadounidense Happy Days donde nació ese personaje marciano que desarrollaría en Morky & Mindy. Si suena despectivo es porque así se veía en aquellos años el talento que surgía de la televisión, como algo menor no capaz de alcanzar las glorias de Hollywood. Ese no fue el caso de Williams, actor de una energía imparable que demostró a borbotones en esa interpretación que le ganó su primera candidatura al Oscar con Good Morning Vietnam. Le seguirían otras tres, por El club de los poetas muertos, El rey pescador y, finalmente, El indomable Will Hunting película que le conseguiría el galardón como mejor intérprete secundario.
Sin embargo esta inagotable fuente de ingenio por la que era conocido ocultaba un problema de alcoholismo y otras adicciones de las que habló abiertamente a lo largo de su carrera. “La cocaína se convirtió en mi escondite. La mayor parte de la gente busca en la cocaína un subidón. En mi caso, me echaba el freno”, admitió Williams a la revista People en 1988. En su opinión, la cocaína le daba una excusa para no hablar. “Necesitaba ese momento de calma”, añadió entonces.
Toda una ironía en un artista conocido no sólo por los personajes a los que dio cuerpo sino por aquellos a los que dio su voz. Especialmente el del genio de la lámpara en Aladdin, uno de los personajes más populares de la cantera Disney y que hizo apreciar por primera vez la importancia de un casting en un filme de animación. “Por cada línea escrita en el guión nos dio media hora de improvisaciones que dieron la riqueza visual de este personaje tan querido”, recuerda ahora el español Raúl García, encargado de animar al genio en Aladdin y que volvió a trabajar con él en Mrs. Doubtfire.
Quizá haciendo honor a los deseos de su viuda, todos tienen hoy su anécdota que contar de su trabajo junto a Williams, el hombre de una sola cara pero incontables personajes. Y para Steven Spielberg, con quién trabajó en Hook, sobre todo un amigo. “Una tormenta eléctrica. Un genio de la risa”, le recordó. Chris Columbus también subrayó sobre todo su amistad de 21 años con un hombre que amaba el ciclismo y al que era fácil ver en su bicicleta por los circuitos de San Francisco. “Uno de los pocos que merece la palabra genio”, comentó. Sarah Michelle Gellar prefirió recordarle en las redes sociales con los selfies que se tomaron juntos durante el rodaje de The Crazy Ones, su último trabajo en televisión, irónicamente cancelado por falta de audiencia.
Anna Kendrick, haciéndose eco de toda una generación marcada por la película, prefirió repetir en la red uno de los monólogos más recordados del actor y parte de El club de los poetas muertos, película que animaba a aprovechar todos y cada uno de los días de tu vida. “Nos enseñó como llegar al límite, sin miedo y brillar”, le recordó Jared Leto en su cuenta de twitter mientras que James Gunn, director de la exitosa Guardianes de la galaxia, aprovechaba este minuto de emoción para recordar “cuan seria es la depresión y la dependencia química”. Casado en tres ocasiones y padre de tres hijos, la muerte de Williams le suma tristemente a la de algunos de sus héroes que como Peter Sellers o Richard Pryor nos dejaron de hacer reír antes de tiempo.
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