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San Isidro 2012 | décima corrida de feria
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El despertar de Tejela

El diestro Matías Tejela en plena faena en Las Ventas.
Antonio Lorca

Matías Tejela estaba dormido (al menos, lo parecía), y ayer despertó del sueño. Algún malpensado lo achacó a la granizada que cayó momentos antes de comenzar el festejo y al aguacero posterior, con el primer toro ya en la arena. Pero, no. Tejela venía ayer dispuesto a reverdecer laureles y casi lo consigue.

Salió un burraco caribello de preciosa estampa en segundo lugar, y lo recibió con unas verónicas apasionadas, con las manos bajas, ganando terreno en cada una de ellas. Y la sorpresa cundió por los tendidos: “Este no mi Tejela, que me lo han cambiado”. Lo llevó al caballo con gallardía torera, —se lució el picador Luciano Briceño en la ejecución del segundo puyazo—, y llamó gratamente la atención al ejecutar un precioso quite por chicuelinas muy ceñidas. Cuando brindó a los tendidos, se barruntaba faena grande. Comenzó con dos pases cambiados por la espalda, y se mostró ilusionado y desconocido por su entrega, por su entusiasmo, por su corazón… La primera tanda con la mano derecha resultó honda y ligada, con encomiable decisión; templados y suaves los naturales posteriores, y, así, en una labor de más a menos, acabó con unas bernardinas ejecutadas con gusto. Mató bien, pero no se le concedió la oreja. ¿Por qué?

Torrestrella/Bautista, Tejela, El Payo

Toros de Torrestrella, bien presentados y de bella estampa, excepto el quinto, mansotes, blandos, sosos y nobles.

Juan Bautista: media tendida (silencio); estocada baja y dos descabellos silencio).

Matías Tejela: estocada aviso (petición y vuelta); pinchazo, media tendida y dos descabellos.

El Payo: dos pinchazos, estocada que hace guardia, tres descabellos aviso, tres descabellos y el toro se echa (silencio); pinchazo y estocada baja (pitos).

Plaza de las Ventas. 19 de mayo. Décima corrida de feria. Casi lleno. Asistió la Infanta Elena desde el palco real.

Quizá, porque Tejela despertó, pero no resucitó. Fue un torero vibrante y ambicioso, pero evidenció los defectos que le han llevado a esa etapa irregular que atraviesa en estos momentos. Qué gran faena si se hubiera cruzado como mandan los cánones; si no hubiera abusado del pico ni de la muleta retrasada… En fin, que Matías Tejela dijo que quiere enderezar su carrera, y tiene condiciones para ello, pero aún está en los inicios de esa nueva etapa.

No mejoró en el anovillado cuarto, en el que algún muletazo resultó templado en el contexto de una labor deshilvanada en la que volvió a hacer lo que sabe bien de verdad: colocarse al hilo del pitón y muy despegado. Pero, bienvenido sea el despertar de un torero que puede ser muy aprovechable para la fiesta.

Casos distintos, aunque no distantes, son los del francés Juan Bautista y el del mexicano El Payo. Rayaron ambos a muy escasa altura y a los dos se les hace un favor con apreciación tan generosa.

OVACIÓN: Meritorio cambio de actitud de Matías Tejela que quiere volver a ser alguien en el toreo.

PITOS: Decepcionó la bonita corrida de Torrestrella; en general, mansa, descastada, blanda y sin recorrido en el último tercio.

Llovía a cántaros cuando Bautista muleteaba sin orden ni concierto al descastado primero, que embestía de uno en uno; y entre las escasas condiciones del animal y el aguacero, aquello quedó muy deslucido. Con enorme movilidad salió el cuarto; tanta que se quería comer el capote que le mostraba Bautista. Y lo consiguió: se lo comió y desbordó al torero. Resultó que pronto se le acabó el brío al animal, y Bautista aún tuvo tiempo de demostrar que su toreo es superficial y anodino. No lo abroncaron, pero se ganó una regañina.

Las broncas se las ganó a pulso El Payo. Ausente, desmotivado, medroso, sin sitio, sin voluntad de pelea… El torero pasó un muy mal trago porque no supo o no pudo solventar con bien su papeleta. Muy vulgar ante su soso primero, y a punto estuvo de protagonizar un mitin ante el sexto, un precioso toro que embistió con nobleza y se fue al desolladero sin que le dieran oportunidad de lucimiento. Una pena para el toro y una desgracia para el torero.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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