Mi barrio no está en Airbnb
Turó de la Peira, Can Peguera, Trinitat Nova y Vallbona son las únicas zonas de Barcelona que se escapan de la masificación turística a la que está expuesta Barcelona
Son como la aldea gala de Astérix, rodeada de romanos; pero con el turismo. Son los cuatro barrios de Barcelona que el estudio sobre pisos turísticos encargado por el Ayuntamiento señala como los únicos de la ciudad que no aparecen en Airbnb, el portal de alquileres vacacionales. El estudio cuantifica por primera vez los pisos turísticos ilegales (6.275, el 40% del total) y apunta que en los barrios más presionados su presencia contribuye a subir los precios de los alquileres convencionales.
Los cuatro barrios están en Nou Barris, el distrito que concentra las rentas más bajas, en el extremo noreste de la ciudad. Son el Turó de la Peira, Can Peguera, Trinitat Nova y Vallbona, que suman apenas 26.400 vecinos. Así son los cuatro barrios donde no llegan los 30 millones de visitantes de la ciudad y que viven ajenos a los procesos de pérdida de población, de tejido comercial por la irrupción de tiendas atractivas para el turista o al encarecimiento de la vida cotidiana.
Turó de la Peira. Una colina que es un parque da nombre a este barrio que se hizo tristemente famoso hace 25 años cuando el hundimiento de un edificio reveló que 4.000 viviendas tenían aluminosis. En sus calles de orografía antipática todavía hay tocinerías, droguerías sin marca y practicantes que ponen inyecciones. Tiene 15.000 habitantes y una densidad de población que casi triplica la media de la ciudad. Es, además, un barrio muy envejecido. De jubilados está lleno el parque por las mañanas. No miran el móvil; llevan periódicos o transistores. Por las tardes les relevan, sobre todo, jóvenes de origen latinoamericano y ahora en verano la juerga se alarga hasta altas horas.
“No me extraña que no haya pisos para turistas, aquí no hay quien duerma”, se queja Francisco en el parque. Uno de los jardineros, Jaume, explica que, salvo este verano algún cazador de pokemons, los turistas no llegan a la zona. Los únicos extranjeros que hay acuden a La Esquinica, un bar que hace 19 años se mudó del Turó al paseo de Fabra i Puig. Sus tapas aparecen en algunas guías, cuenta El Maño, el jefe, que algunas noches atiende “cuatro o cinco mesas de turistas”.
Can Peguera. Entre el Turó de la Peira y La Guineueta, los vecinos más mayores de Can Peguera cuentan que dejaban siempre las puertas abiertas y que en verano sacaban los colchones a la calle para dormir más frescos. Sus casi 700 viviendas son uno de los conjuntos de casas baratas construidas para albergar a barraquistas afectados por la Exposición Internacional de 1929. Todas son de alquiler y las gestiona el Patronato Municipal de la Vivienda, una de las razones que explica que no tenga apartamentos turísticos. “Aquí estamos muy tranquilos, nos ahorramos a los turistas que salen desnudos, gritan y mean en la calle”, celebra un corrillo de vecinas que apunta que “el barrio tampoco es un valle de rosas”, por la presencia de algunos puntos de venta de drogas.
El mercado de pisos turísticos
Apartamentos ilegales. El informe del Ayuntamiento cifra en 15.881 los apartamentos turísticos: 9.606 tienen licencia y el resto, 6.275, no; lo que supone que el 39,5% de la oferta es ilegal.
Densidad. Los alquileres turísticos son el 7,7% del parque de alquiler de la ciudad.
Barrios. El barrio con más pisos turísticos es la Dreta del Eixample, con 2.294 (el 14% del total) a mucha distancia de Gràcia, Sagrada Família o Antiga Esquerra de l'Eixample, todos con ofertas superiores a los mil pisos.
Elevada rentabilidad. Los ingresos para el propietario son entre 2,3 y cuatro veces superiores a la de los alquileres convencionales, con una rentabilidad de entre el 7% y el 13%, frente al 3%-4% del resto de arrendamientos.
Trinitat Nova. A solo nueve paradas de metro del paseo de Gràcia, los últimos datos de renta familiar sitúan Trinitat Nova como el barrio con menor renta de Barcelona: 34,7 sobre una media de 100. El Gobierno de la alcaldesa Ada Colau lo ha elegido para su plan de inversiones Barrios. Pero lo que hay por ahora en el barrio es cabreo porque la construcción del prometido y esperado Casal se ha aplazado. “¿Turistas? Turismo ya hacemos nosotras cuando vamos a Barcelona”. “¿Aquí que hay que ver? Como no nos miren a nosotros…”. Sentadas a la sombra en una terraza, Nini y Juli comentan así la ausencia de turismo. Ni siquiera la remodelada Casa de l’Aigua, en un extremo del barrio, ha logrado atraer visitantes. “Aunque, casi que déjalo, porque mira en la Barceloneta como están…”
Vallbona. Los 1.351 vecinos de Vallbona viven encajonados entre 18 carriles de varias autopistas, el turó de Montcada, huertos y el río Besòs. Con mayoría de pisos sociales y antiguas casas de autoconstrucción, la renta del barrio también es de las más bajas de la ciudad: 39,9. Los vecinos de este barrio —el que más votó a Colau en 2015 (40% de apoyo)— se sienten abandonados, y hay anécdotas que les dan la razón: como cuando un alcalde socialista inauguró las obras de la plaza y se marchó sin ponerle nombre. La plaza del Tetris le llaman. Hace diez años que se inauguró el puente que une el barrio con la ciudad, el que permite ir andando a la estación de Renfe y metro de Torre Baró. Pero la pasarela de acceso directo está cerrada, cuenta Zaida Palet, de la Plataforma Vallbona Viu, que asegura que el puente no tiene mantenimiento. “Tenemos un entorno privilegiado y un patrimonio como el Rec Comtal, pero si es desconocido por la gente de Barcelona, cómo van a venir los turistas”, lamenta.
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