El padre del country-rock
Como sucede en otros ámbitos de las artes, quienes alcanzan la gloria y la fama eclipsan en ocasiones a otros grandes autores, olvidados en la sombra. Es el caso del infravalorado músico Chris Hillman. El componente de formaciones clave de la música popular americana como The Byrds o The Flying Burrito Brothers ofreció anoche en Madrid un concierto íntimo y mágico en su primera visita a España con el que saldó una deuda de décadas con sus seguidores, que atestaron el pequeño local donde se celebró el concierto.
Chris Hillman, nacido en Los Angeles en 1944, es el miembro de The Byrds más ninguneado. Frente a la popularidad de los guitarristas David Crosby y Roger McGuinn, o incluso del vocalista Gene Clark; Hillman, el bajista del grupo, es uno de los padres del folk-rock, primero con The Byrds, y, más adelante, del country-rock, a finales de la 'década prodigiosa' junto al malogrado Gram Parsons al frente de The Flying Burrito Brothers. Así, Hillman ha pasado a la historia como el impulsor de estilos claves de las música pop, con una vigencia actual plena en estilos como el llamado 'americana'. Eso sí, de puntillas para el gran público
El veterano músico comenzó su trayectoria musical con la mandolina entre sus manos, influenciado por el 'bluegrass'. Formó parte del grupo americano más famoso de la década de los 60, The Byrds, la respuesta estadounidense a The Beatles, quienes alcanzaron el éxito en un primer momento con la adaptación al pop de las canciones folk de Bob Dylan, como 'Mr. Tambourine Man'. Anoche, Hillman retornó al origen primigenio de la composición interpretándola tan solo con su pequeño instrumento de cuatro cuerdas dobles y el acompañamiento a la guitarra acústica y a la segunda voz del músico californiano Herb Pedersen, amigo desde los 60 y compañero de aventuras en los 90 al frente de la Desert Rose Band, de quien presentaron también algunas canciones.
Ambos músicos interpretaron de manera acústica un concierto que se hizo breve, frente a un devoto público, que asimiló la noche memorable de manera respetuosa y silenciosa. El show comenzó con una recreación del 'Wake up little Susie', de los Everly Brothers, que avecinaba lo que estaba a punto de suceder. Y sucedió. Una vuelta a las raíces, a la forma esencial de interpretar: voces e instrumentos de cuerda sin amplificar guitarra. Y por este filtro minimal se sucedieron los momentos más emocionantes de la mano de las composiciones clásicas de The Byrds como 'Turn, turn, turn', 'Time Between', 'Hickory Wind' y 'Eight Miles High'; además de 'Wheels', y 'Sin City ', clásicos de The Flying Burrito Brothers, junto al 'Tried so hard', de Gene Clark, vía Burrito Brothers. Algo grande.
Babelia
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