La 'nobelmanía' se desata en la Feria de Francfort
Editores de todo el mundo anhelan los derechos de una obra que cotiza al alza
Estamos en el día uno tras haberse otorgado el Premio Nobel a Mario Vargas Llosa. Toda la Feria de Francfort está invadida por una exasperante calma chicha en el que sin duda es uno de sus años menos interesantes. ¿Toda? ¡No! Un estand bulle en el pabellón 5 poblado por los representantes de la Agencia Carmen Balcells, poseedora de los derechos del deseado autor peruano. "Pues nada, una auténtica locura", resume Gloria Gutiérrez, socia y número dos de la agencia, mientras sostiene en un puño no menos de una quincena de tarjetas de visita profesionales: empiezan los benéficos efectos colaterales de la decisión de la Academia Sueca. "Sí, Mario está en muchos idiomas pero aún quedan lenguas, y, además, está el fondo, que está reanimando todo", expone.
"La BlackBerry me quema. Les decimos que dejen la tarjeta", dice su agente
Todos saben que sus libros ahora tendrán otro precio: "Es el mercado"
No le será fácil obtener los derechos de publicación de Vargas Llosa a quien no los tenga ya. Anteayer mismo lo intentaban a los pocos minutos del fallo unos daneses; ayer, el ruso Vitali Tyutyunnyk hacía lo propio para The Family Leisure Club, con la friolera de 800.000 lectores en Rusia, 2.200.000 en Ucrania y un incipiente mercado en Bielorrusia. Ni con estos poderes las tenía todas consigo: dejó la tarjeta ante la cara adusta, dantesca, de "dejad aquí toda esperanza" de Gutiérrez. "Les decimos que dejen la tarjeta y nos ponemos en contacto con ellos por correo electrónico después; muchos ya lo hacen directamente así; la BlackBerry me quema", constataba la agente.
Pero la felicidad va por barrios. Mientras gotitas de sudor perlaban el labio de Vitali pensando si tendrá a Vargas Llosa y cuánto le costará tenerlo, el portugués Francisco José Viegas se estaba tomando una buena cerveza alemana: su editorial Quetzal había conseguido arrebatarle al sello Don Quixote la última novela del escritor, El sueño del celta, cuyo contrató consiguió... ¡72 horas antes de la concesión del Nobel! "Anteayer mismo empezamos la traducción y, claro, tendremos que mirarnos lo del tiraje inicial, que pasaremos de 10.000 a 15.000 y manteniendo las máquinas al ralentí para las reimpresiones"; todo es una locura: espera llegar a librerías "sobre el 17 de noviembre" e inundar las librerías de un país donde los libros que funcionan oscilan entre los 2.000 y 4.000 ejemplares.
La foto de Vargas Llosa no estaba colgada ayer al mediodía aún en Gallimard, primera editorial que publicó al peruano en una lengua que no fuera el castellano en 1964, una edición de La ciudad y los perros que "hoy es un título mítico de bibliófilo en Francia", informa ufano Gustavo Guerrero, responsable de la colección de autores hispanoamericanos del sello francés. Se le ve feliz: "Es mi primer Nobel en 20 años, pero estamos contentos todos los franceses: ayer las radios y la televisiva France 2 daban la noticia como si hubiera ganado un autor de aquí".
La larga estancia del escritor peruano en París, su pasión por Flaubert y su compromiso político facilitan la simpatía, que se traduce en unas ventas de "entre 50.000 y 100.000 ejemplares fijo, según el título; de algunos, como La Fiesta del Chivo, los superó con mucho", apunta Guerrero, que mantiene, dice, la casi treintena de títulos del escritor vivos en formato bolsillo. Lucía ayer en Gallimard en una de las estanterías un libro sobre Vargas Llosa, La libertad y la vida, fruto de una exposición que aún hoy puede verse en la Casa de América Latina en París y donde, entre otras joyas, se ven las notas manuscritas que el escritor tomaba de unas lecturas que, además, puntuaba de 1 al 20: 20 para Madame Bovary y los Sonetos de Góngora; solo 17 para Borges (derechos del libro, de Planeta).
Todo es poco para un personaje "muy generoso como lector", como acaba de demostrar prologando también para Gallimard la antología Las buenas novelas cortas de América Latina, preparadas por el propio Guerrero y Fernando Iwasaki. "La foto de Mario acaba de llegar de París; la colgamos ya", notifica este.
La imagen del escritor que luce en la editorial Norstedts es casi la de una foto de carné, en una cartulina improvisada que reza "Nobelpriset 2010"; nada que ver con la imagen gigantesca en blanco y negro del rostro de Stieg Larsson que se impone en la misma caseta de la editorial sueca. La editora Gunilla Sodell debería estar contenta, y quizá así es, pero pesa la presión de tener que dejar ultimada la edición simultánea de cinco grandes títulos del peruano en menos de dos meses: La casa verde, La tía Julia..., El paraíso..., La Fiesta del Chivo, Las travesuras... parecen ser los escogidos.
"Sería inconcebible en Suecia que no hubiera una amplia oferta de libros del autor que ha ganado el Nobel: la gente se vuelve loca y como un huracán va a buscarlos...", explica Sodell. Y enrojece su piel blanca pensando si no llegan. Serán "unos 25.000 ejemplares por título, mínimo", seis veces más de los que suele ser habitual, Larsson aparte. El sueño del celta, que lanzarán en octubre de 2011, será el primero que hace ella de él. Le ha traído suerte. "Quizá, pero el mérito fue de Thomas von Vegiesack, que conoció a Mario en 1976 estando ambos en el Pen Club y se decidió a editarlo desde 1982". Tiene solo 15 títulos, mayormente novelas, y ahora les gustaría ir "a por el teatro y el ensayo y a recuperar algunos de fondo". Pero ya sabe que será a otro precio: "Resignación, esas son las reglas del mercado, ¿no?".
Jonathan Galassy, el mítico editor de Farrar, Straus and Giroux, está más tranquilo con lo de los precios. También es de los que, desde los años sesenta, ostenta en su catálogo al peruano. En su estand, Mario luce sonriente en una foto con su hija Morgana, llegada ayer por la mañana. "Lo mejor que puede pasarle a un escritor no norteamericano en EE UU es que gane el Nobel; aun así, no se puede quejar de cómo le han ido las ventas de la veintena de títulos que tiene y de los que vende una media de 20.000 ejemplares, con puntas de 35.000 como con La Fiesta del Chivo", dice. Una proeza para un autor no anglosajón. No hay nacionalismos que valgan para Vargas Llosa.El triunfo de las letras en español
Vargas Llosa, objeto de deseo
Babelia
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