La moda londinense impone su sello
Los diseñadores ampliaron este año su muestra a 48 desfiles en seis días y demostraron su vitalidad creativa
ENVIADA ESPECIALLondres volvió a ser un escaparate de la creatividad británica, y la semana de la moda londinense (London Fashion Week), que hasta ahora estaba relegada a ocupar el hueco del fin de semana entre Milán y París, arrancó antes de las dos capitales de la moda europea, prolongando el calendario a seis días de duración (del 23 al 28 de febrero), con un total de 48 desfiles, además de una feria con firmas exhibiendo sus propuestas tanto de ropa como de accesorios para la próxima temporada otoño-invierno 1997-1998, y todo ubicado en los jardines del Museo de Historia Natural.
El revuelo que ha causado este nuevo impulso para convertir la ciudad en una parada imprescindible en el itinerario de pasarelas internacionales se debe al impacto que ha tenido sobre el mundo de la moda la elección de dos ingleses al frente de emblemáticas casas fracesas: el enfant terrible John Galliano en Christian Dior y Alexander McQueen en Givenchy, confirmando que el talento no falta en los diseñadores made in England. La mayoría de los creadores del Reino Unido llevan el bagaje de haber sido educados en escuelas de diseño de renombre, como Central Saint Martins, Royal College of Art, Epsom College of Art and Design, etcétera, pero lo que siempre ha afligido al diseño británico no ha sido la falta de talento ni formación, sino falta de industria. La euforia y el espíritu rebelde que caracterizan la ciudad ha atraído a diseñadores consagrados a presentar, sus colecciones más jóvenes, como Vivienne Westwood, que lanzó su nueva firma Red Label, pensada para jovencitas entre 12 y 17 años, y la italiana Mariucca Prada, que mostró su segunda línea Miu Miu, además de la española Amaya Arzuaga, especialista en punto, que hizo su primer desfile internacional, dando una lección de modernidad y coherencia para una colección totalmente actual, ponible y vendible.
Si hace años los desfiles londinenses captaron la esencia de libertad e inconformismo de la influencia callejera, resultando más iconoclastas, irreverentes y caóticos que sus colegas del otro lado del canal de la Mancha, actualmente han vuelto muy profesionales, tranquilitos y sobrios. Jasper Conran (hijo de sir Terence Conran), Alexander McQueen, Katherine Hanmett, Betty Jackson, Paul Costelloe, Fabio Piras, Bella Freud, Amanda Wakely, Clements Ribeiro o Chalayan Hussein son algunos.
Sin grandes sorpresas en cuanto a nuevas propuestas, las colecciones reflejan una evolución tranquila hacia el otoño-invierno 1997-1998 de las pautas ya marcadas para esta primavera de mano de maestros de la vanguardia, como Helmut Lang, Dolce & Gabbana, Prada, Gucci y Versace, reemplazando tejidos veraniegos por. otros más otoñales y en colores más oscuros, como marron glacé (castaño), miel, ciruela, berenjena, azul azafata, verde botella, toda la gama de los grises, lilas grisáceos, rojo chino y negro. La silueta sigue alargada, estilizada, fluida y pegada al cuerpo, respirando un sabor sexy, pero elegante, sin rozar la vulgaridad. Dominan los cortes asimétricos en. bajos de vestidos y faldas -haciendo picos por un lado llamados colas de pez-, los drapeados hacia una cadera, la combinación de túnicas largas con rajas por los lados sobre pantalones más estrechos, el juego de las transparencias, mezclando chiffones de seda con puntos calados.
Tejidos combinados
Se combinan tejidos más masculinos, como tweeds de lana para abrigos o chaquetas siete octavos, con otros más efímeros, como, sedas con flocados de terciopelo, encajes, gasas, y sedas bordadas de delicadas flores y pedrería para vestidos o faldas de influencia oriental. Abundan las chaquetas cortas tipo cazadora, muy ceñido al torso, con capucha incorporada. Los largos, tanto para faldas, vestidos y abrigos, oscilan entre justo debajo de la rodilla, media pierna y tobillero. Maxiabrigos rectos o tipo batín envolventes en lanas de tweeds jaspeados o punto grueso cubren vestidos largos de punto canalé o punto transparente calado formando rayas horizontales que dejan entrever la piel. Los jerséis de cuello alto y cuello en uve, cortos y ajustados a la cintura, tanto en lisos y jaspeados como con dibujos geométricos, combinan con faldas rectas y ajustadas o pantalones estilizados. Se ven imitaciones de astracán y pieles de cordero, además de genuinas pieles de nobucks para chaquetones y abrigo s con cortes asimétricos. El estilo Evita se manifiesta a través de vestidos en punto de seda que llegan justo por debajo de la rodilla, con ligero vuelo en los bajos, adornados con estolas de pieles falsas, o abrigos y chaquetones de terciopelo con grandes cuellos solapas y puntos de falso zorro.
Las colecciones que más han destacado son: Amaya Arzuaga, con sus maxivestidos de cuellos altos ajustados al cuerpo en rayas horizontales fila y verde, y los más nocturnos, en semitransparencias, combinando punto de poliamida y tul, formando rayas diagonales a lo largo de la silueta. Betty Jackson, por su juego de abrigos grandes y en volventes de tweed combinados con vestidos de gasa bordada, o las túnicas de punto de lana transparente y pantalón estrecho en seda.
Katherine Hamnett supo convertir el glamour del estilo Evita en vestidos sexys de finos tirantes en punto de seda bordado de lentejuelas y pedrería, con escotes provocativos y las pieles imitando astracanes y zorros para estolas. Phillip Treacy el creador irlandés de sombreros hizo el desfile más espectacular con un sinfín de glamourosas top models, como Jerry Hall, Helena Christensen, Naomí Campbell, Stella Tennat, Violeta Sánchez, luciendo unos tocados de inspiración medieval que a veces recuerdan los cascos de los conquistadores, las formas escultóricas de caracolas gigantes, flores tropicales o caparazones de animales marinos realizados en sedas pintadas, plumas de pavo real y avestruz mallas de piedras y terciopelo.
Workers for Freedom mezclaron hábilmente los cuadros harris con sedas bordadas para chaquetones y abrigos, además de los abrigos de nobuck en rojo chino combinado con vestidos de inspiración china. Vivianne Westwood, la reina del punki, ha vuelto más conservadora, y con su nueva línea Red Label piensa vestir a jóvenes teenagers de entre 12 y 17 años como niñas bien a base de trajes de tres piezas (chaleco inclusive) en lanas tweed y cuadros escoceses con faldas a la rodilla.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.