"Esta crisis estimulará la imaginación"
Un vendaval teatral recorre España. Cuatro obras del dramaturgo, pedagogo y director escénico José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940) viajan a la vez por el país. Dos de ellas, Próspero sueña Julieta y El cerco de Leningrado, abrieron la temporada en el Teatro Español y en el Bellas Artes de Madrid, respectivamente, y ahora están de gira. Cronopios rotos. Variaciones sobre Cortázar, que ha dirigido él, se ha representado en la sala Galileo en Madrid hasta hace unos días e inicia gira nacional e internacional. Para rematarlo, el jueves pasado estrenó La máquina de abrazar en el también escenario madrileño La Guindalera. Esta última, que ha sido un verdadero acontecimiento en Brasil y en la que reflexiona sobre el autismo a través de una chica que lo padece, le dejó tocado. "Indagar en este mundo me dejó profundamente impresionado".
"Soy un autor sin personalidad, cada obra no se parece a las anteriores"
"La perspectiva de una sociedad más solidaria impulsa a mucha gente"
Cuatro obras a la vez, pero diferentes. "Están escritas por autores distintos. Soy un autor sin personalidad, intento que cada una no se parezca a las anteriores y abra otros caminos, me sorprende que salgan del mismo cráneo", reflexiona.
El autor de ¡Ay, Carmela! sigue creyendo en la necesidad de la utopía: "El que las utopías sean realizables o no es secundario. Es la perspectiva de una sociedad más igualitaria y solidaria lo que impulsa a mucha gente", dice. Parafrasea a Galeano con la frase "la utopía es ese lugar al que nunca se llega", y añade: "Al menos sirve para obligarnos a caminar".
Con 70 años cumplidos este verano, la celebración de esa efeméride se convirtió en Brasil en todo un acontecimiento con estrenos y debates sobre sus obras. No es de extrañar, ya que Sanchis es todo un ídolo de la escena en Sudamérica, donde su teatro se representa con asiduidad y muchos recurren a su magisterio. De allí acaba de llegar tras impartir varios talleres. "Ahí la gente emprende cosas con todo en contra, pero con la convicción de que pueden llegar. Como soy optimista histórico, creo que la crisis estimulará la imaginación, históricamente ha sido así. Deseo una americalatinización en España", comenta este hombre, que anda enfrascado desde hace años en el proyecto Nuevo Teatro Fronterizo, con el que promueve la investigación, formación, reflexión y producción escénica.
Otra de las obras, Próspero sueña Julieta, dirigida por María Ruiz, con Héctor Colomé y Clara Sanchis como protagonistas, nace de los personajes shakespearianos. Él, un Próspero envejecido y neurotizado. Ella, Julieta, en la cripta desde hace 30 años con las cenizas de Romeo. De ese panorama extrae humor e ironías y beckettiza a sus criaturas. "Lo he hecho más veces, pero nunca de forma tan deliberada como aquí". El montaje de Próspero sueña Julieta nació como un monólogo en una versión musical con Alfredo Aracil: "Se me pidió otro texto y apareció Julieta, el primer personaje de Shakespeare con perspectiva beckettiana que me apetecía revisar", al que siempre le ronda la figura del autor de Esperando a Godot. De hecho es cofundador de la sala Beckett de Barcelona.
No niega que Julieta haya sido un regalo a la actriz Clara Sanchis, "a la profesional, no a la hija", matiza. Pero es que nunca había andado tan enredado con la familia, porque El cerco de Leningrado, estrenada en 1994, la interpretan ahora Beatriz Carvajal y Magüi Mira. Y Mira es la ex esposa de Sinisterra, con la que tuvo a Clara. "Con ambas tengo la habitual relación profesional".
Sanchis Sinisterra cuenta que El cerco de Leningrado continúa vigente porque habla de la deserción de la izquierda: "Incluso puede que más que cuando se estrenó, porque no hubo polémica entre la propia izquierda, que renunciaba a una utopía y se volvió oportunista -o al menos posibilista- hacia la democracia. En otros países sí hubo debate en torno a la obra".
Cronopios rotos. Variaciones sobre Cortázar cuenta con un reparto plurinacional: el argentino Mario Vedoya, la española Concha Milla y la mexicana Gema Aparicio, reunidos en esta dramatización de dos relatos del autor de Rayuela: Torito y Graffiti. En el escenario enfrenta a un viejo boxeador noqueado con una joven activista torturada. "Asistimos a la evocación de un combate perdido: contra un rival más joven y preparado, en el caso del boxeador, y contra la violencia institucional durante una dictadura, en el de ella", apunta.
Babelia
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