_
_
_
_
Reportaje:La muerte que marcó a la generación 'beat'

El crimen escrito de Kerouac y Burroughs

El asesinato cometido por su amigo Lucien Carr inspiró una novela inédita redactada al alimón por los dos autores

Joseba Elola

Tres amigos, una víctima y un cuchillo de boy scout. Ésta es una historia real protagonizada por dos iconos de la generación beat, William Burroughs y Jack Kerouac, y un homicida, su amigo Lucien Carr, que mató a David Kammerer, un monitor de boy scouts homosexual que estaba obsesionado con él.

Ninguno de los protagonistas de la obra aparece con su nombre
El homicidio fue el brusco despertar de unos jóvenes juerguistas
"Lucien era el aglutinante del grupo", dijo de él Ginsberg
Más información
Dos enormes vacas sagradas

El trágico suceso, que dinamitó aquel grupo de jóvenes alocados llamado a revolucionar el panorama literario norteamericano, fue la base sobre la que Burroughs y Kerouac escribieron una novela de ficción. De eso hace ya 63 años. Se edita el próximo 6 de noviembre, ahora que ya han pasado a mejor vida los protagonistas de la historia, y una vez desbloqueadas las trifulcas en torno al legado de Kerouac.

El asesinato de Kammerer supuso un brusco despertar al mundo real de un grupo de veinteañeros aficionados a las juergas y al alcohol, entre los que también se encontraba el tercer miembro de la santísima trinidad beat, Allen Ginsberg, con el que Carr compartía piso. La espontaneidad, actuar sin pensar demasiado, vivir el momento, sí, todo eso estaba en el espíritu del grupo. Pero aquella fatídica noche de agosto de 1944, las cosas se les fueron de las manos y Carr, Kerouac y Burroughs acabaron dando con sus huesos en chirona. Aunque por poco tiempo.

Carr era un chico muy guapo. "Lleno de energía, parlanchín, entusiasta", cuenta por teléfono desde Nueva York Regina Weinreich, experta en la generación beat. Carr era un polo de atracción para todos, incluido el propio Kerouac. Más que fascinado estaba también Kammerer, que entonces tenía 35 años. Dejó su Saint Louis natal para estar cerca de aquel chaval tan guapo de 17 años y se adosó al grupo de aquellos jóvenes inquietos y hedonistas a los que les gustaba salir por Times Square para mezclarse con los personajes del underground neoyorquino. Pero se convirtió en una presencia incómoda.

Aquella fatídica noche neoyorquina de agosto de 1944, sentado en un banco de Riverside Park, Kammerer se aproximó más que nunca a Carr: "Si no puedes quererme, mátame". Es la frase que en los círculos de la Universidad de Columbia se atribuyó a Kammerer en su desesperado intento por conquistar al guapo adolescente.

Lo cuenta Joyce Johnson, de 75 años, ex pareja de Kerouac, que está preparando una biografía (que se publicará en 2010) sobre el mítico autor de En el camino. "Ese incidente dinamitó el grupo", dice Johnson por teléfono desde Nueva York. "Fue una catástrofe, cada uno se fue por su lado a raíz del episodio Kammerer".

En la novela basada en aquel hecho, ninguno de los protagonistas del incidente aparece con su nombre real. Es una ficción escrita a dos manos en 1945, de 18 capítulos. Nueve están firmados por un tipo que en aquel entonces firmó como William Lee; otros nueve, por otro que estampó la firma de John -en vez de Jack- Kerouac.

Por aquel entonces ninguno de los dos había escrito nada relevante y ninguna editorial se la compró. Penguin Classics, que la publicará en inglés en el Reino Unido, tampoco quiere revelar demasiados detalles. Se sabe el título: And the hippos were boiled in their tanks (Y los hipopótamos hirvieron en sus tanques), en alusión a una noticia que ambos autores escucharon en la radio sobre un incendio en un zoo de Saint Louis.

Adam Freudenheim, responsable de Penguin Classics, reconoce que, probablemente, es la primera persona que ha leído la novela en el Reino Unido. Fue hace apenas tres meses y está deseando que llegue el momento de su publicación: "Lo más interesante es el aspecto autobiográfico, comprobar cómo escribieron sobre aquel crimen", cuenta por teléfono desde Londres.

Aquella trágica noche, tras asesinar a Kammerer con su cuchillo de boy scout, Carr llenó de piedras los bolsillos del cadáver y lo hundió en el río Hudson. Desorientado, acudió a ver a sus dos amigos para buscar consejo, involucrándoles sin darse cuenta en el homicidio. Burroughs le sugirió que se entregase a la policía, aunque no informó a las autoridades. Kerouac pasó todo el día siguiente con Carr. "Incluso se fueron juntos al MOMA [Museo de Arte de Moderno de Nueva York]

", cuenta Joyce Johnson. Se deshicieron del cuchillo, lo tiraron por una alcantarilla. Ya por la tarde, acudieron juntos para que Lucien se entregara. Los encerraron en chirona a los dos. A Kerouac, por encubridor.

En la novela, Burroughs escribe los capítulos impares, en los que el narrador es Will Dennison, un camarero sumido en el submundo criminal de Nueva York. Kerouac firma los pares, narrando como Mike Ryko, un marino mercante bebedor.

Freudenheim envía, a petición de EL PAÍS, las primeras líneas de esta novela: "Los bares cierran a las tres de la madrugada los sábados por la noche, así que llegué a casa sobre las 3.45 después de desayunar en el Riker's, en la esquina de Christopher Street con la Séptima Avenida. Dejé el News y el Mirror sobre el sofá y me despojé de mi chaqueta mil rayas y la tiré encima. Me iba directo a la cama" [fragmento remitido por Penguin Classics, traducido en EL PAÍS y reproducido por cortesía de los herederos de Burroughs y Kerouac].

Fuentes de Anagrama, principal editorial de la obra de Kerouac en España, confiesan que están en negociaciones con el agente Andrew Wylie para publicar la novela en español. Desde las oficinas londinenses de Wylie confirman la existencia de esas negociaciones, pero no revelan si hay más candidatos en liza.

"La publicación de la novela devalúa la obra de Kerouac en su conjunto". Lo dice desde su casa en Corte Madera, California, Gerald Nicosia, autor de una de las más importantes biografías de Kerouac, Memory babe. "¿Descubriremos que era un gran autor a los 22 años? Lo dudo. Esa novela debería ser depositada en una biblioteca". Nicosia, que aún no ha podido leerla, tomó parte en la batalla que durante más de una década enfrentó a Jan Kerouac (hija del segundo matrimonio de Kerouac) y a John Sampas (depositario de los derechos y hermano de Stella Sampas, tercera y última mujer del autor).

El propio Burroughs, célebre autor de El almuerzo desnudo, declaró en el documental Burroughs, realizado en 1983 por Howard Brookner, que And the hipppos... no es una obra muy distinguida. Opinión que no rebate el editor de Penguin Classics: "Nadie dirá que es la gran novela inédita de estos autores. Sin embargo, tiene gran interés".

Freudenheim explica que el proceso vivido por esta novela es el de tantas obras póstumas. Al principio, los herederos respetan los deseos de los autores y se niegan a publicarlas: "Con el tiempo, van alcanzando un punto de vista distinto y comprueban que los lectores están muy interesados en conocer esas primeras obras". Nicosia sostiene que el objetivo de los herederos, más allá de preservar un legado, es hacer dinero.

Kerouac le prometió a su amigo Lucien Carr que nunca escribiría sobre aquel trágico episodio. Se saltó su promesa tres veces -ya lo mencionaba en su primera novela, La ciudad y el campo, y en la última, La vanidad de los Duluoz-. Carr, con quien mantuvo la amistad durante toda su vida, necesitaba olvidar, zafarse del fantasma de Kammerer. Cometió el asesinato siendo menor de edad y sus profesores de la Universidad de Columbia testificaron a su favor. Era muy buen alumno, con lo cual, entre unas cosas y otras, acabó cumpliendo sólo dos años de condena. "Pero el episodio descarriló su vida", dice Johnson. "Se dejó bigote para no estar tan guapo. No quería atraer a ningún otro hombre gay. Era un hombre muy volátil. Podía ser encantador y, de repente, transformarse en alguien malo. Además, bebía mucho, con lo cual se ponía peor". Su última mujer, Kathleen Silvassy, no quiso hacer declaraciones a este periódico.

Johnson, que fue pareja de Kerouac años después del homicidio, recuerda perfectamente la última vez que vio a Kerouac y Carr juntos. Fue en el apartamento de este último, en Nueva York, en 1962. "Jack me llamó para que nos viéramos y yo le dije que estaba con mi marido, a lo que me respondió: 'Pues trae a tu pequeño marido contigo'. Cuando llegamos estaban borrachos y Jack tenía un aspecto muy deteriorado. Se había convertido en un borracho cabreado. Estaban quemándose el uno al otro con cigarrillos, fue muy desagradable, nos fuimos enseguida".

El episodio Kammerer reforzó la relación de Kerouac con Carr, dice Johnson. Se veían a menudo y tuvo con él una amistad mucho más intensa que con Burroughs, con el que mantuvo relación básicamente por carta. "Burroughs era mayor, más sofisticado y, además, no estaba en Nueva York. Pero de todas formas, había algo homoerótico en esas intensas relaciones entre hombres". Burroughs era bisexual.

Siete años después del asesinato de Kammerer, en 1951, Burroughs, gran amante de las armas, mató accidentalmente a su mujer. Emulando a Guillermo Tell, ella colocó un vaso sobre su cabeza y su marido erró el tiro. La superación de ese episodio, decía, fue lo que le llevó a escribir. En 1957, Kerouac encontró la gloria con la publicación de En el camino, obra cumbre de la literatura beat. Murió de cirrosis a los 47 años.

Carr, gran inspirador de los beatniks, desarrolló una carrera periodística en la agencia United Press Internacional, donde llegó a ser editor jefe de noticias nacionales. Mantuvo relación con sus amigos escritores y murió en 2005, a los 79 años. Sobre su papel en aquel grupo, Ginsberg llegó a decir de él: "Lou was the glue" ("Lou era el aglutinante").

William Burroughs (izquierda) charla con Jack Kerouac en el apartamento neoyorquino de Ginsberg en 1953.
William Burroughs (izquierda) charla con Jack Kerouac en el apartamento neoyorquino de Ginsberg en 1953.
De izquierda a derecha, Jack Kerouac, Lucien Carr y Allen Ginsberg en 1959.
De izquierda a derecha, Jack Kerouac, Lucien Carr y Allen Ginsberg en 1959.

Finanzas, novela negra, jazz y rock

Lucien Carr cumplió dos años de condena por el asesinato de David Kammerer, un monitor de boy scouts homosexual que se encaprichó de él. Sus dos encubridores, William Burroughs y Jack Kerouac, tuvieron que pagar fianza para salir de la cárcel. A Burroughs, autor de El almuerzo desnudo, se la pagó su padre, según The Sunday Telegraph. A Kerouac, no. Su progenitor, franco-canadiense de pro, le repudió, avergonzado de que un hijo suyo estuviera tras los barrotes de una prisión del Bronx, cuenta Regina Weinreich, profesora de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York y autora del documental Generación beat: un sueño americano.

Para salir de prisión, a Kerouac no le quedó otra que casarse con su novia, Edie Parker, titular de unos fondos de los que ésta sólo podía disponer el día de su matrimonio. Así es como Kerouac y Parker acabaron casándose entre rejas. El matrimonio duró apenas un año. La muerte de Kammerer daba claramente para una novela negra. Y así es la obra inspirada en ese suceso, And the hippos were boiled in their tanks (Y los hipopótamos hirvieron en sus tanuques), colaboración entre dos iconos de la generación beat que la editorial Penguin la emparenta con el estilo del maestro Dashiell Hammett.

El escritor argentino Rodrigo Fresán, entusiasta de la obra de los beat, sostiene que todo autor que no quiere que una de sus obras sea publicada a título póstumo la destruye antes de morir. "Los dos tuvieron tiempo de sobra para destruirla". Son, dice, dos autores muy distintos pero, en cierto modo, complementarios: "Kerouac era el jazz, traía su pasado romántico, enlazaba con los clásicos, de Jack London a Hemingway. Burroughs era el rock, anticipó cierta literatura experimental que llegaría más tarde. Kerouac revisa; Burroughs anticipa. Se potenciaron el uno al otro".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_