A chupar del canon
Parece que va a regularse el dichoso y mal llamado canon digital (en realidad es un derecho de compensación), cuya ley se aprobó en las Cortes en diciembre pasado, cuando el Gobierno, junto a IU y CIU, tomó partido por los artistas y demás ralea, cosa que nos permitirá seguir chupando del bote.
Se había formado tal pelotera con el asunto que por momentos pensamos que íbamos a ser descubiertos y nos arrebatarían los privilegios y prebendas que graciosamente nos ha ido concediendo la sociedad hasta llegar al punto de ser tratados, en ciertos países civilizados, igual o casi que el resto de ciudadanos. Lo hemos conseguido sin esfuerzo alguno y, a fuer de sinceros, debemos reconocer que no nos lo merecemos, porque, como algunos han apuntado, lo que nos gusta es vivir bien, sin trabajar y sin obligaciones. Si por nosotros fuera andaríamos todo el día en pelotas, bebiendo, follando y dedicados en cuerpo y alma a la creación y a la búsqueda de la inspiración divina. Pero ¡ah!, el Estado nos obliga a vestirnos, a pagar impuestos, a ganar dinero para casa, comida y lo que nos apetezca. Exceptuando, claro está, nuestras producciones, que, por ejemplo en la Red, faltaría más, salen gratis para todo el mundo.
En España hay gente muy lista que se ha percatado de cuáles son nuestras intenciones y ha alertado a los contribuyentes: "Cuidado, esta panda de mangantes millonarios pretenden pegarse la vida padre a nuestra costa; a ver si va a resultar que aquí se puede vivir de hacer música, teatro, cine, escribir y pintar; ¿dónde iremos a parar? Que los bancos te frían a comisiones, que te cobren tasas por viajar, impuesto del 70% por la gasolina, márgenes abusivos de los intermediarios en la alimentación, que paguemos royalties a marcas y patentes, que las operadoras nos sangren con sus tarifas..., ¡qué le vamos a hacer!, ya se sabe, la lógica del mercado y bla, bla, bla..., pero que estos cantamañanas quieran cobrar por lo que ellos llaman trabajo, ¡habrase visto!".
En efecto, los más listos han denunciado esta injusta situación. El PP, la extrema derecha mediática, la asociación de internautas y, sorprendentemente, el senador Jordi Guillot de IC-Els Verds, amén de medios de comunicación presionados, quizá por anunciantes de tecnología digital o con intereses en la industria audiovisual y parte de la hostelería. Nadie quiere pagar por la creación musical, literaria, escénica o plástica.
El PP, con la honrosa excepción de la diputada Salmones, ha entrado en el tema por connivencia con el gran capital, las multinacionales fabricantes y las operadoras. Todos quieren situar a los creadores al nivel de los monos: graciosos, pero sin molestar con la exigencia de derechos y tonterías así. Y también por pillar el voto joven; a lo que se apuntó Guillot, que se disputaba el apoyo de los internautas con mayor legitimidad, según él, que el PP.
Abundando en la pinza, la Asociación de Internautas (600 afiliados y un sueldo para su presidente que nadie sabe de dónde sale) se colgaba del brazo de Rajoy en esta justiciera batalla orquestada por grupos mediáticos cercanos al Opus, la Conferencia Episcopal y otros de reconocida trayectoria en pro de la verdad.
Pero no se han salido con la suya. Los votantes son tontos y han dado la victoria a los socialistas, gracias a los cuales esperamos seguir forrándonos como locos chupando del canon.
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